jueves, 19 de diciembre de 2013

EL NÚMERO DEL GORDO DE NAVIDAD, A PUNTO

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En el ambiente, en casa, en el trabajo, en la calle o allí donde nos encontremos con una persona que posea una participación de la lotería navideña, es visible la ilusión. Un año más, el sorteo del día 22 de este mes, es decir, del próximo domingo, paralizará la actividad y nos obligará a escuchar las moduladas voces de los niños del colegio de san Ildefonso, que nos irán relatando los premios que sucesivamente irán apareciendo a lo largo de la mañana y que no tardarán en encontrar destinatario, que, a su vez, tampoco tardará mucho en aparecer en las pantallas de la televisión agradeciendo a la Providencia la suerte que ha tenido. Conoceremos entonces las historias de cada uno de ellos, que nos irán relatando sus problemas y que nosotros, también como siempre, nos alegraremos de que con el premio se les hayan solucionado. Ha sido así siempre y suponemos que lo seguirá siendo por años. Y a nosotros, que nos habremos vuelto a quedar con cara de panoli, siempre nos quedará el recurso del sorteo del Niño, convencidos de que será en éste en donde obtendremos el premio que tanto necesitamos.

Y luego está lo de las supersticiones, esas que nos obligan a controlar todos los detalles, desde el número hasta dónde lo adquirimos. Que si estaba lloviendo, que si en el momento en el comprábamos el número se oyó un trueno, que si la ropa que llevábamos en ese momento no era la adecuada o todo lo contrario, que si la terminación no era la que habíamos pedido, que si los presentimientos, etc., etc. O como este año, en que hemos observado que la fecha en que falleció Manolo Escobar se ha convertido en el número estrella de la lotería de Navidad. O sea, la misma historia que cuando a lo largo del año se ha producido una catástrofe natural del tipo de inundaciones o terremotos en determinada ciudad, a donde acudimos en busca del número mágico quizás convencidos de que allí donde ha tenido lugar la desgracia es donde seguro tocará el gordo de ese año. Tampoco faltan las administraciones que se han enriquecido porque han sabido vender su supuesta buena suerte u otras porque han obtenido el mayor número de premios en cada sorteo. Y ahí nos vemos, haciendo colas kilométricas con tal de conseguir el ansiado premio que nos permitirá, soñamos, salir de nuestra personal crisis y a partir de ahora vivir con más holgura económica.

Y como los sueños no sólo no hacen daño a nadie y sí que contribuyen a mejorarnos la vida aunque sea sólo cuando soñamos, en eso estamos desde que tenemos el número escogido en nuestras manos, al que por cierto le habremos buscado un lugar adecuado a la espera del día del sorteo, casi siempre cerca o al lado de la imagen de nuestro santo o santa, o virgen de nuestra devoción, a los que diariamente, y entre tres o cuatro veces, le recordaremos el compromiso que han adquirido con nosotros, de hacer que el número del gordo sea el mismo que el que tenemos en nuestro poder. Y no exageramos. Quizá incluso nos hayamos quedado cortos, porque les podíamos contar los mil y un sortilegios que algunos hacen alrededor del número del sorteo de la lotería y es posible que ni se los crean.


Está claro que nada mejor que resultar agraciados en este sorteo, pero, no obstante, ¿y lo bien que nos lo pasamos desde el día en que guardamos la participación entre nuestros mejores tesoros? ¿Habrá algo mejor que recordar el número y que sólo por eso se nos levante el ánimo? Por eso estamos en situación de poder asegurar que no existe mejor medicina para mejorar de nuestros males que unos décimos para el gordo. Y no les digo nada si encima alguno de ellos nos lo han traído de fuera, porque entonces la cosa es todo un disparate. Por nuestra parte, que se cumplan todos sus sueños, que tengan toda la suerte que hace falta para que su número salga del bombo premiado con el gordo y que tengan la oportunidad entonces de iniciar el camino que les aleje de los malos momentos por los que han pasado. Y si luego tenemos que decir que lo mejor es la salud y que lo de menos es el gordo, pues lo diremos un año más y todos tan contentos. Suerte.