jueves, 5 de diciembre de 2013

NOS VAMOS DE PUENTE

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Nos vamos de puente. Les recordamos, porque para eso entramos en un largo fin de semana, la importancia de saber estar, de entender a la primera que el papel que representamos como conductores no es precisamente para presumir. Los datos de la accidentalidad y cómo se produjeron éstos lo confirman sin paliativos: excesos de velocidad, de consumo de drogas y alcohol, de despistes, de velocidad inadecuada, de vehículos no aptos para circular, etc., etc. Todos estos datos introducidos en un programa de ordenador con capacidad para sacar conclusiones nos diría que lo extraño es que no ocurran más accidentes y con más víctimas de las que se controlan al año, porque no tiene ningún sentido. Es evidente que la Providencia suele estar atenta y es la que nos ayuda a salir del atolladero cuando nos excedemos, que suele ser varias veces durante el trayecto.

No obstante, nadie puede denunciar que le falten datos, que no se les informe sobre algunas de las deficiencias más detectadas o incluso de la calidad de las vías por las que circulan. Las nuevas tecnologías puestas a nuestra disposición, incluidas las que montan nuestros automóviles, bien utilizadas o simplemente utilizadas, nos echan una mano antes de caer en un error de consecuencias imprevisibles. Otra cosa es que, como casi siempre circulamos por encima de nuestras verdaderas posibilidades y con una buena dosis de chulería en algunos casos, la realidad acaba demostrando que conducir tiene su código independiente y que no siempre tiene que ver con el otro Código, el de la circulación, puesto que no siempre se pueden seguir al pie de la letra sus consejos o conclusiones cuando antes no hicimos las cosas bien.

Lo queramos o no, la circulación es algo muy complejo y es evidente que al mismo tiempo muy peligroso. De esto dan fe las estadísticas de los fines de semana y las de final de año, que es cuando solemos echar mano de la memoria y reconocer que tampoco esta vez nos ha ocurrido nada sencillamente de puro milagro, porque aberraciones varias hemos cometido. Por otra parte, existe la compartida creencia de que los accidentes sólo les pasan a los otros, que nosotros estamos muy por encima de ellos y que lo nuestro no es precisamente lo de preocuparnos cuando conducimos. Evidentemente se trata de un grave error de fondo y de forma, porque no siempre el accidente necesita de la presencia de otros vehículos o de una meteorología adversa. Es mucho más sencillo: un simple reventón de un neumático, que puede pasar y que está incluido como muy probable en la estadística de Tráfico; un charco en la calzada que influiría en la horizontalidad y la verticalidad de nuestro vehículo, que también lo encontramos entre los muy probables; una simple pérdida de la carretera porque desviamos la mirada al navegador, al aparato de radio o el CD, que la encontramos entre los despistes… Como vemos, detalles que aparentemente no tienen mayor trascendencia, pero que suman y suman accidentes y víctimas todos los años.

Por todo esto, no pierdan de vista la carretera por nada del mundo. Y más si tienen por costumbre circular a más velocidad de la permitida, porque entonces aumentan exageradamente las posibilidades. Que tengan ustedes un feliz puente y que se diviertan. Hasta la vuelta.