martes, 14 de enero de 2014

LA LEY ANTITABACO CUMPLE TRES AÑOS

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Es posible que no sean pocos los que no crean que ya han transcurrido tres años desde que se aprobó la ley antitabaco, pero así es. Concretamente fue el pasado día 2 de 2010 cuando la ciudadanía conoció su publicación en el Boletín Oficial del Estado y, por tanto, su entrada en vigor. Desde entonces hasta ahora hemos conocido alrededor de este tema miles y miles de opiniones, todas legítimas y también casi todas egoístas, ya que tanto los que estaban a favor como los que la rechazaban de plano es evidente que lo hacían en su propio beneficio. La realidad, luego de vaivenes interesados desde todos los frentes y de amagos, como los últimos que propugnaba el Gobierno, sobre que se podrían volver a habilitar zonas concretas en determinados establecimientos que lo hicieran posible, y muy especialmente cuando se pretendía la construcción de Eurovegas en Madrid. Afortunadamente para el mantenimiento de la mínima coherencia que se le exige a un Estado, a nuestros gobernantes les ha venido muy bien el hecho de que el macrocasino que se quería ubicar en la capital de España haya quedado finalmente en nada, que por otra parte era lo que se preveía luego de conocer las exigencias de los empresarios americanos.

A los primeros que deberíamos agradecerles el hecho de que esta ley haya salido adelante y casi sin ruido es a los fumadores, que la aceptaron casi desde el primer día y que en todo momento la respetan, aunque es lógico que no faltan los que la siguen criticando duramente y que se la saltan siempre que tienen oportunidad. Alrededor de la implantación de esta norma legal se generaron argumentaciones de todo tipo y casi siempre ligadas éstas a que se les venía encima la ruina a los propietarios de los establecimientos de hostelería. Luego se comprobó que ni siquiera hicieron falta las zonas delimitadas para ellos y ellas en estos centros de ocio y no tardaron en eliminarlas en beneficio de un ambiente más limpio y menos contaminante. En cuanto a lo que nos dicen las estadísticas, vemos que el dejar de fumar se ha controlado sobre todo entre la población adulta, que ha dejado de fumar en cantidad respetable, mientras entre los jóvenes, especialmente en el caso de las mujeres, ha aumentado significativamente.

Lo que destacamos es el hecho de que hoy, luego de tres años, ya sea en restaurantes, bares, cafeterías, casinos, cines, discotecas y demás lugares en donde el masivo encuentro de personas es importante, la ausencia de humos nocivos es un hecho tangible que debemos agradecer especialmente, repetimos, a los fumadores y fumadoras, que son los que han hecho en realidad el gran esfuerzo. De no haber sido por ellos y su generosidad es probable que de vez en cuando nos lleváramos la desagradable sorpresa de compartir el aperitivo o la comida con algún empedernido fumador, que los hay y que precisamente por eso se han puesto miles de sanciones económicas a los establecimientos que lo permitieron. En cuanto a los beneficios para la salud, que fueron determinantes a la hora de que el Gobierno decidiera su implantación, aún se contabilizan en estadísticas oficiales y de ahí que sepamos que no se detiene la sangría anual de fallecimientos por esta causa, que actualmente está muy próxima a las cincuenta mil personas y todas a causa del tabaco.

Ahora lo que impone su masivo consumo son los cigarrillos electrónicos, que permiten a sus usuarios echar humo a la atmósfera y que lo pueden hacer en cualquier lugar. O lo podían, porque ya conocemos las intenciones del Estado y de las comunidades autónomas con respecto al sí o el no de este extraño cigarro y desde luego que se lo están poniendo difícil. En nuestra ciudad no tardaron en abrirse establecimientos en los que se podían adquirir sin restricciones, pero de la misma forma que vinieron se fueron. De los tres que controlamos solo queda uno, y ya veremos si las restricciones legales lo hacen rentable.