viernes, 31 de enero de 2014

LOS ACCIDENTES MORTALES DE LOS VEHÍCULOS DE DOS RUEDAS

Imprimir

El total de personas fallecidas a consecuencia de accidentes de tráfico que podíamos calificar como más débiles o indefensas, ya que se trata de peatones, ciclistas, usuarios de ciclomotores y motocicletas, fue el año pasado de 379. En detalle, treinta y seis ciclistas, veintisiete conductores de scooters y ciento ochenta y ocho de motos de mayor cilindrada; el resto, 138, eran peatones. Como pueden observar se trata de usuarios que no cuentan con elementos de defensa si caen o tienen encontronazos con automóviles o cualquier otro tipo de vehículos. En el caso de los ciclistas, dicen los técnicos porque ni siquiera usan el casco en ciudad. En cuanto a los peatones, si tenemos en cuenta las causas que los determinan, nos parece exageradísima la cifra, porque ciento treinta y ocho y casi todas en ciudad no es justificable. Y más cuando sabemos que la mayoría lo ha sido cuando cruzaban la calle y, eso sí, no siempre por donde debían. Y es que los que van a pie comparten mayoritariamente los mismos errores, como no poner atención sobre los vehículos que concurren en la calzada o cuando no porque dedican toda su atención al móvil y cruzan sin detenerse a mirar, situación que podemos observar a nuestro alrededor y que aumenta con el paso de los días.

En el caso de los ciclomotores, todos sabemos el mal uso que generalmente hacen los usuarios de este tipo de modelos de dos ruedas, desde estar ocupados por dos personas sin estar autorizados para ello hasta trucar su motor para conseguir mayor velocidad, sin dejar a un lado no usar el casco habitualmente, circular sin las luces encendidas, que es obligatorio de día y de noche para todos los vehículos de dos ruedas, y menospreciar la circulación siempre que lo necesiten, ya sea colocándose el primero a la salida del semáforo hasta subir y bajar del acerado cuando les viene en gana. Lógicamente, que se vean involucrados en un accidente es lo normal si tenemos en cuenta que casi siempre circulan al límite y no suelen respetar la señalización. Los usuarios de grandes motocicletas muestran ser más consecuentes y responden con más rigurosidad a las normas de tráfico, aunque el exceso de velocidad, los adelantamientos suicidas que algunos ejecutan y los abusos que hacen de su vehículo les llevan a veces a jugarse la vida durante el viaje. El año pasado, con nada menos que ciento ochenta y ocho fallecidos en accidentes de tráfico, nos parece un número excesivo. En 2012 fueron ciento ochenta y seis, dos menos.


En cuanto a las características de los accidentes de los ciclistas, tomen nota porque nada menos que el sesenta y dos por ciento de los fallecidos durante el año pasado llevaban el casco puesto, dato que puede tener dos lecturas: que incluso usándolo la vida del ciclista siempre está en peligro o que quizá debía revisarse a fondo la actual discrepancia existente entre usuarios de estos vehículos y la Administración. No obstante, vista la cifra de muertos Tráfico toma por la calle de en medio y decide el uso obligatorio y no porque trate de asegurar que las consecuencias que se deriven del accidente resulten leves y sí de acallar las injustificadas reacciones de colectivos y asociaciones que se muestran radicalmente en contra. Quizá por eso su trabajo consista mayoritariamente en convencer a estos usuarios a base de datos y estadísticas. Y todo porque cuando se mezclan los intereses por la vida y los comerciales, lo de ponerse de acuerdo sencillamente no será posible. El sí o el no del casco en el ciclista depende directamente de la autoridad competente y será ésta la que lo determine, guste o no guste entre este importante colectivo. Lo deseable sería encontrar la fórmula que permitiera el obligado equilibrio y desde éste obtener la mayoría que apoyara la decisión final.