jueves, 27 de febrero de 2014

DÍA DE ANDALUCÍA: ATENCIÓN A SU VEHÍCULO

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La festividad de nuestra comunidad autónoma, que se celebra mañana, viernes, nos obliga a adelantar nuestro habitual comentario de fin de semana. Y lo haremos condicionados precisamente por el puente vacacional que nos hemos encontrado a final de mes y que nos devolverá a la realidad laboral el 3 de marzo. Con esto queremos decirles que serán cientos, miles, los usuarios que tengan previsto disfrutar estos días alejados de su entorno habitual y que para ello será imprescindible el coche. Y ahí estamos nosotros, para darles la matraca recordándoles sus obligaciones y el cuidado que deben tener mientras dure el trayecto que hayan decidido recorrer. A veces no caemos en la cuenta de que un simple descuido que llevamos alargando en el tiempo, buscando una oportunidad para llevarlo al taller para que nos lo revise un profesional, puede suponer un descalabro si tenemos la mala fortuna de que deje de funcionar, de que el detalle aparentemente insignificante se vuelva contra nosotros y nos amargue el viaje. Un neumático que muestra signos de no estar en condiciones, un aceite de motor que hace dos semanas nos avisaba de que había cumplido, un grupo óptico que falla cuando menos te lo esperas o unos amortiguadores que no están para muchos trotes, por ejemplo, pueden causarnos una avería. Y es que cualquier elemento que forma parte de nuestro vehículo puede decir aquello de que hasta aquí hemos llegado y dejarnos tirados en la carretera a la espera de que la compañía de seguros nos envíe la grúa que nos repatríe o que nos sitúe a las puertas de un taller de guardia, que no crean ustedes que es algo sencillo, por cierto, porque también las gentes de la mecánica disfrutan del puente.

Solo de pensarlo nos dan escalofríos. Eso de que debamos traspasar el equipaje a otro vehículo, eso de que la familia deambule por la carretera a la espera de que alguien les ayude, eso de que lleguemos tarde a donde nos dirigíamos, y más si se trata de un hotel que ya hemos pagado, eso de que se nos venga abajo la historia que habíamos montado junto con la familia y que la única solución nos sitúe ante el mecánico que nos repare el vehículo desde luego que no es nada agradable. Y precisamente en todo esto nos basamos nosotros a la hora de pergeñar los comentarios de fin de semana, en lo que nos puede ocurrir, en que se trata de una situación ampliamente compartida y que también nos puede pasar. Naturalmente, si usted comparte parte de nuestras intenciones con respecto a la vigilancia o el seguimiento que se debe hacer del vehículo que nos lleva y nos trae a diario sin casi pedirnos nada a cambio que no sea las atenciones que exige el fabricante, mejor que mejor, aunque debemos ser consecuentes y reconocer que no siempre el hecho de estar encima de él, de cuidarlo con mimo, supone una garantía añadida de que nunca nos dará un disgusto.


Es más, no será el primero ni el último que el día anterior al del viaje, lo puso en manos de su mecánico de confianza con el fin de que le cambiara lo que hiciera falta y que lo revisara a fondo, y luego se quedó tirado en medio de un adelantamiento. Y todo porque la revisión, efectivamente, se hizo a fondo, pero no se tuvo en cuenta que la correa o cadena de la distribución había acumulado demasiados kilómetros y que pedía a gritos un cambio. Consecuencias: que en mitad de un adelantamiento a un camión dejó de funcionar y que se las vio canutas para salir del atolladero indemne. ¿Y quién es el culpable? La respuesta dependerá de ustedes, porque no es fácil y no queremos dejar a nadie en mal lugar. No obstante, si hubiera existido un cambio de opinión entre el mecánico y el propietario, quizá esa situación se pudiera haber evitado. Pero solo quizás.