miércoles, 5 de febrero de 2014

LAS CIFRAS DEL DESEMPLEO EN ESPAÑA

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Quizás estemos equivocados o creamos que lo están los otros, pero no acabamos de entender, y no crean que no le hemos dado vueltas a lo de las cifras del paro en nuestro país, qué fórmula usan para resolver el enigma. Resulta que, como habrán visto, leído o escuchado, el resultado del mes de enero da que se han inscrito en las listas del paro más de ciento sesenta mil personas. Pues bien: según nos ha contado la oficialidad, no podemos entenderlo como un fracaso de las políticas de empleo del Gobierno y sí como un detalle significativo de que el desempleo se ha frenado definitivamente. Y es ahí donde nosotros no acabamos de entender desde qué perspectiva observan y estudian estos datos las personas que, cuando se enfrentan a los medios de comunicación, aseguran que la tendencia ha cambiado y que se ha detenido por fin la destrucción de empleo. Y no se trata de que pongamos en duda sus palabras o que desconfiemos de los resultados, sino de que alguien nos lo explique, por favor, porque sencillamente no lo entendemos.

Si desde siempre dos y dos son cuatro, y nadie lo discute, cuando las cifras de desempleados son las que son, ¿por qué se lee su resultado de otra forma? Y más cuando la realidad es la que es y tampoco se le puede dar la vuelta. Actualmente, dos millones setecientas mil personas reciben del Estado ayudas económicas procedentes del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social; el resto, otras tantas, están a verlas venir, es decir, que no tienen ingresos de ningún tipo ni clase. Sin embargo, el Gobierno asegura que hemos tocado fondo, que a partir de ahora se comenzará crear empleo; es más, afirman que lo notaremos a partir del mes de marzo. ¿Será porque la industria en general comenzará a demandar trabajadores o porque el sector hostelero, con la llegada del buen tiempo, necesitará a los de siempre? Efectivamente, es a partir de ese mes cuando la llamada de los hoteles se inicia y cuando encontrarán empleo aquellas y aquellos que, debido a su dedicación y comportamiento ejemplar de años anteriores, serán reclamados a ocupar los puestos de todos los años. Si este fenómeno, que desde siempre se ha dicho que se trata de empleo estacional y que se mantendrá hasta mediados de septiembre, el Ejecutivo lo entiende como respuesta a sus políticas de empleo, mal camino ha escogido. Es evidente que se trata de un momento coyuntural del que afortunadamente miles de personas pueden aprovecharse, pero siempre conscientes de que tiene fecha de caducidad.


Sinceramente, lo que nos gustaría de verdad es que nos hablaran de políticas activas capaces de generar empleo a favor de los millones de personas que no lo tienen y que hace años que tocaron su particular fondo, y que malviven gracias a la caridad del resto, porque ni siquiera reciben ya la del Gobierno, y de la familia directa. De hecho, Cáritas y el resto de organizaciones sin ánimo de lucro que gestionan la caridad solidaria de los que sí pueden, se han convertido ya en las mayores empresas del país de acuerdo con el número de personas que las visitan a diario y que tienen en ellas su modo de subsistencia. Obviar esta realidad no solo es una actitud de innecesario cinismo, sino además una forma de eludir responsabilidades. Los números son los que son y por muchas vueltas que les quieran dar, que también es legítimo, en esta ocasión, de acuerdo con lo que escuchamos y leemos, les va a costar trabajo. Entre otras cosas porque recuerden que en medio del sí o el no del positivismo o negativismo del resultado del desempleo, están los verdaderos protagonistas de esta terrible historia: los trabajadores sin trabajo. ¡Y saben muchísimo de números, que para eso se han visto obligados a aprender en cursos acelerados!