Las
declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio e Industria de
Andújar, realizadas el pasado jueves en los micrófonos de Radio
Andújar, y que reflejaban su estado de ánimo y su intención de al
menos participar en el necesario y urgente cambio de rumbo que
nuestra ciudad parece haber escogido, y que se refiere al escaso
interés que buena parte de la ciudadanía muestra por todo lo que
emprende y desarrolla el empresariado, están sirviendo de base para
un buen número de encuentros y foros en los que, relacionados con
sus preocupaciones, se discute y plantean soluciones que, una vez
alcancen los despachos adecuados, seguro que presentarán decisiones
de calado entre las Administraciones y el comercio en general. De
entre algunos de éstos, nos parecen muy interesantes los que llevan
en sus planteamientos el hecho de que la ciudadanía se muestre tan
apática, asegurando que todo responde a los dictados y parámetros
que les llegan desde el Ayuntamiento, que no acaba de decidirse por
intervenir sobre lo que está mal, y es evidente, dicen estos
ciudadanos, que desde la iluminación de las calles hasta falta de
interés por la renovación de algunas de sus calles mas
emblemáticas. Y este estancamiento, si responde a la falta de
liquidez o si proviene de ausencia de ideas, debería cambiar su
tendencia en beneficio de la comunidad.
La
dinámica de estos foros de opinión mantienen en alto sus peticiones
de darle un giro significativo a la estética del conjunto y hacer
posible el sueño de la totalidad de la población, que no es otro
que el de vivir en un entorno agradable, moderno y fácil de utilizar
con el coche o a pie, convencidos, dicen, de que sería un acicate
más para que nos aproximáramos al comercio, que por cierto, y
mientras no se demuestre lo contrario, sigue siendo el motor de
empleo más importante de la ciudad. En esto coinciden con el señor
Criado, que vino a decirnos que las ciudades demandan las
intervenciones de sus gestores casi a diario y no siempre porque lo
necesitan como porque a veces en el cambio está la ganancia. Eso de
que el visitante que la última vez que vino a vernos se encuentre
con la misma ciudad que la de entonces, es evidente que no anima al
que viene a invertir en nuestro comercio. Y puede servirnos de
ejemplo el que veamos cómo los escaparates de muchas de nuestras
tiendas cambian continuamente de estilo y de contenido, que a veces
incluso entendemos innecesario, pero que, controlado por
especialistas en cómo vender desde el mejor mostrador con el que
cuentan los comercios, nos demuestran que sí que participa
activamente en la mejora de los resultados económicos del negocio.
Esperar
a que caiga la hoja sin tener que tirar de ella es un sistema que no
funciona desde hace muchos años y que, no obstante, observamos cómo
muchos de nuestros hombres y mujeres del pequeño y mediano negocio
no acaba de entender. Las técnicas de ventas han sufrido un enorme
cambio en sus estrategias y el que no esté al día, el que no active
su propia iniciativa, no debería culpar exclusivamente de sus malos
resultados a quien quizás menos culpa tiene. Otra cosa es que se
exija más dedicación a nuestros gestores, que se les invite a
participar de sus preocupaciones y que, siempre que sea posible,
dispongan la mejora de la calle, avenida o entorno, porque en eso
tienen razón: los cambios estéticos influyen muy positivamente en
la activación de los comercios. Por todo esto coincidimos con el
señor Criado, porque cuando se quiere proponer el reinventar viejas
fórmulas, cuando de lo que se trata es de aproximarse al ciudadano a
favor de un comercio fuerte y con capacidad para generar empleo, que
no es otro el objetivo, cualquier esfuerzo sirve, cualquier
intervención se agradece.