miércoles, 5 de marzo de 2014

EL CEMENTERIO TAMBIÉN SE QUEJA

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Por el momento, y porque así lo exige la situación, lo que debía hacerse cuanto antes es detallar todo lo posible el asunto relacionado con nuestro cementerio y la denuncia del PSOE, que viene a decir que se está haciendo un uso abusivo de éste por parte de la empresa concesionaria en la venta de nichos, además de otras alteraciones o inconveniencias que también han sido denunciadas. En el caso del Ayuntamiento, por ahora solo nos ha dicho que se trata de una maniobra de sus contrincantes políticos que no tiene ni pies ni cabeza; en el caso del PSOE, aporta pruebas, que es lo que en estos casos se pide como elemento imprescindible para que la denuncia prospere. En medio de todo este embrollo, el ciudadano, que tiene que vérselas con lo que entiende una actuación injusta y por la que pide responsabilidades luego de haberlas solicitado en donde debía y que no le fueron atendidas. Y este es el primer fallo: que cuando alguien se queja y no de vicio de una situación cuando menos inadecuada, el que tiene obligación de atenderle opta por negarle la mayor. Y así ha sido hasta que los tiempos en los que el ciudadano no conocía sus derechos han dejado paso a todo tipo de abusos, a disponer de resortes legales que le permiten desenvolverse frente a las Administraciones con soltura y derechos, y así obtener justicia en donde en escasas ocasiones se había conseguido.

Nosotros no entramos en razonamientos que puedan decantar al oyente hacia una u otra postura, pero sí que deseamos fervientemente que este tipo de situaciones no se produzcan en beneficio de un mejor entendimiento de las partes y no menos la imagen de nuestro Ayuntamiento, que es quien finalmente recibe el descontento de la ciudadanía, quejosa parece de que las cosas del cementerio, desde que pasó a manos privadas, no se desarrollan como antes. Es verdad que cuando la norma cambia, cuando no siempre se puede hacer lo que uno quiere, cuando existen unos horarios que hay que respetar, cuando los precios no son los que eran y cuando se echa de menos información, lo lógico es que cunda el desconcierto y de ahí las quejas, pero también lo es que ahora la gestión de nuestro camposanto se ha profesionalizado y que la obtención de beneficios empresariales aporta nuevos escenarios.


Eso sí, evitar salir del atolladero blandiendo la espada de la envidia y la mentira, y de que todos son muy malos menos nosotros, que somos lo mejor de lo mejor, no es recomendable cuando la existencia de varias denuncias de particulares parece probada. Por eso la situación demanda con urgencia la información que conviene a la ciudadanía, que para eso, recordemos, es quien acaba pagando los platos rotos de los enfrentamientos y de las concesiones administrativas que no han tenido en cuenta que este tipo de situaciones se podían dar. El cementerio forma parte de las creencias de muchas personas y es ahí, en ese recinto, donde se desprenden de los suyos y lo quieren hacer en las mejores condiciones de accesibilidad y económicas. Del resto, por muy importante que sea, no quieren saber nada. Y como cuando se decidió que fuera una empresa privada la que gestionara este servicio, no se tardó un minuto en asegurar que solo supondrían mejoras a todos los niveles, si ahora se reclama un trato justo para todas las necesidades y se responde, a lo que parece, con una especial atención a los caprichos de los usuarios porque éstos representan un beneficio añadido, quizá se deberían releer las condiciones de la concesión con el objetivo de evitar estos malos entendidos.