Las
organizaciones semioficiales que controlan el mercado y que se
encargan de denunciar, por ejemplo, pactos entre las grandes empresas
para conseguir mayores beneficios, como sería el caso de las
eléctricas y lo es el de las petroleras, han informado al Gobierno
de la existencia de una casi segura confabulación de estas
multinacionales en el tema del precio del litro de carburante que se
expende en las estaciones de servicio. Concretamente, la Comisión
Nacional de los Mercados y la Competencia repite su denuncia sobre
los precios de las gasolinas y los gasóleos, y decimos repite porque
desde hace un par de años parece una obsesión. De su informe se
desprende que la distribución de los carburantes realizada el pasado
mes de enero entre todas las estaciones de servicio distribuidas por
el territorio nacional, el margen bruto que se controla es de un
veinticinco por ciento en la gasolina, en relación al mismo período
del año pasado, y un once por ciento en el gasóleo.
En
este mismo informe podemos leer que los precios antes de impuestos de
nuestro país se mantienen por encima de los que se ofrecen en el
resto de la zona euro, a lo que debemos añadir que se sitúan en el
cuarto puesto de la clasificación de la UE-28 en precios de la
gasolina 95 y al sexto en el gasóleo A. Finalmente, el informe
destaca que Repsol, Cepsa y BP, o sea, lo que son las multinacionales
que controlan la totalidad del sector en nuestro país, muestran una
vez más precios casi calcados que están por encima, entre dos y
tres céntimos de euro por litro, a los de las estaciones de servicio
que estos grupos no controlan.
A
todo esto, y por si faltara algo al banquete que de vez en cuando
organizan las petroleras con el único objetivo de darnos la cena,
avisan de que la crisis entre Rusia y Ucrania acabará pasándonos
factura, tanto que se prevén subidas importantes de los precios de
los carburantes. Y todo porque el catorce por ciento de petróleo que
importamos proviene de Rusia y las tensiones geopolíticas ya se
están haciendo notar. Por el
momento, los
precios del litro de gasolina y de gasóleo el pasado mes de febrero
han sido los máximos, concretamente en el litro de gasolina de 95
octanos, que fue de 1,402 euros, después de encarecerse en la última
semana un 0,42 por ciento; el litro de gasóleo, a 1,34 euros.
Ahora,
como decimos, las tensiones en torno a Rusia y el temor a que un
conflicto afecte al tráfico de gas y petróleo ruso han presionado
al alza las cotizaciones del crudo. Tanto, que el precio del
petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP) ya ha alcanzado los 107,80 dólares, el más alto en todo lo
que va de año. Además, el barril de Brent europeo y de Texas
estadounidense han experimentado también llamativas subidas del 1,95
y del 2,27 por ciento, respectivamente. España ha conseguido
esquivar parte de las fluctuaciones del crudo gracias a que ha pasado
de ser un importador neto de productos petrolíferos a convertirse en
exportador, gracias al buen momento que atraviesa la actividad
exportadora de la industria del refino y a la debilidad de la demanda
interna. Además, España tiene menores precios finales que los
países de nuestro entorno debido también a menores impuestos.
Ya
veremos en qué queda esta nueva historia de los carburantes, aunque
no es necesario ser adivinos para llegar a la conclusión de que
acabaremos pagando nosotros, que no tenemos ni voz ni voto y les
importamos un pito a nuestros gestores, que, una vez más, miran
hacia otro lado.