Como
de sobra saben ustedes, los días se nos van mientras asistimos al
espectáculo político desde la barrera, que es desde donde aseguran
mejor se ven los toros o lo que ocurra en el ruedo. En este caso, el
de la política. Comprobamos que por el momento, parece, solo parece,
que a veces nos excedemos en nuestras apreciaciones, el Partido
Popular o el Gobierno, que para el caso es lo mismo, anda indeciso a
dar el nombre de quién deberá hacerse cargo del grupo popular que se
presente a las elecciones europeas del próximo mayo. El resto de
partidos, como es el caso del PSOE, ya lo ha hecho y presumiendo de
ello, vamos si hubieran puesto una pica en Flandes y tuvieran
obligación de pregonarlo a los cuatro vientos. El Partido
Andalucista, que también tiene intereses en Europa, muy
especialmente en la defensa de lo andaluz, ha elegido en nuestra
provincia a la paisana Encarna Camacho, que se ve fuertemente apoyada
por su partido y que le ha supuesto un espaldarazo personal de gran
importancia.
En
cuanto a la labor de los elegidos allá por las tierras europeas,
deben responsabilizarse de defender los intereses del partido al que
representan y no tanto de los nuestros, que esos no siempre, por
cierto, son los suyos. Por el momento, como ocurre en todos los
salones de plenos, parlamentos, congresos y senados, de lo que se
trata es de sacar adelante las propuestas del que más votos tiene y
de los que le ayudan porque a cambio recibirán dinero en forma de
subvenciones para sus respectivas autonomías, que se conocen en el
argot político como partidos bisagra, es decir, aquellos que, sin
tener representación importante en número de representantes,
permiten la mayoría del más votado. Son estos los que en realidad
deciden por el resto y los que normalmente encarecen el desarrollo de
los programas electorales. Por eso no es necesario disponer de un
electorado que te apoye incondicionalmente, sino de unos cuantos
representantes que son los que te permitirán firmar con uno u otro
de los grandes, y a partir de ahí, ¡a vivir que son dos días!
En
nuestro salón de plenos, por ejemplo, no han faltado nunca este tipo
de partidos y de personas, de algunas de las cuales, debido al ansia
viva con la que defendían su escaño y medraban en busca de poder,
se olvidaron del programa de su partido, de sus obligaciones, de su
discurso y hasta de sí mismos. De hecho, de esos polvos devienen
estos lodos, y si necesitan ustedes más detalles, nos ponemos manos
a la obra y buscamos a los culpables, que los hay con nombres y
apellidos. En Europa es más cómodo incluso que en los ayuntamientos
o parlamentos; entre otras razones, porque el trabajo se desarrolla
por grupos y todos deben responder y acatar lo que desde la
presidencia les llegue, o sea, lo mismo que ocurre aquí, que la gran
mayoría de quienes nos representan, y por lo que ganan grandes sumas
de dinero si las comparamos con las nuestras, se limitan a presionar
el botón que su jefe de grupo les exija, y a otra cosa, mariposa.
Evidentemente,
simplificamos su tarea intencionadamente, y no tanto porque la
menospreciemos como porque en realidad los resultados son casi
inapreciables para la ciudadanía, y más teniendo en cuenta que por
el momento el Parlamento Europeo sigue sin ser tenido en cuenta por
los países que conforman la Unión, ya que sus decisiones no pasan
de ser meramente informativas. A partir de ahora, por tanto, a verlos
venir, porque no tardarán en hacernos llegar sus mensajes y de
vendernos la mercancía que les conviene. Solo es cosa de esperar.