El
Observatorio contra la Violencia de Género, dependiente del Consejo
General del Poder Judicial, asegura que aumentan significativamente
el número de adolescentes que ejercen y sufren violencia de género
o machista. De hecho, el año pasado se controló un cinco por ciento
más de jóvenes que habían maltratado a su pareja. Desde este
organismo se asegura que el año pasado los menores enjuiciados
fueron 151 y que se les impusieron medidas judiciales a 133 de ellos.
La coordinadora de la unidad de atención a adolescentes víctimas de
violencia de género de la sanidad madrileña afirma que del estudio
realizado por el Ministerio de Sanidad, concretamente sobre la
evolución de las conductas violentas y su origen entre menores de
entre 13 y 19 años, se desprende que el porcentaje de chicas que
reconocieron haber padecido conductas violentas, como por ejemplo
insultos o ridiculizaciones públicas, subió del catorce por ciento
al veintitrés. Además, las que escucharon por parte de adultos
mensajes como que los celos son una expresión del amor o expresiones
filosóficas que reducían la importancia de algunos comportamientos
de sus compañeros, subió del veintinueve por ciento al treinta y
seis. Evidentemente y muy de acuerdo con los técnicos que han
confeccionado el estudio al que aludimos, se repiten los arquetipos
machistas como el motivo que mejor detalla el aumento de estos
comportamientos entre los jóvenes.
En
cuanto a datos concretos: sabemos que el año pasado asesinaron a
cincuenta y cuatro mujeres por sus parejas o compañeros, de las que
casi el ochenta por ciento de ellas eran españolas y el resto
extranjeras. De entre el total, solo once habían denunciado la
situación y la presión a la que estaban sometidas. En lo que va de
año se han registrado veinte asesinatos y denunciaron su situación
solo seis. En cuanto a los datos que nos llegan de los juzgados de
Violencia sobre la Mujer, sepan ustedes que se pronunciaron el año
pasado sobre 32.831 solicitudes de órdenes de protección, un cinco
por ciento menos que en 2012; y se tuvieron en cuenta seis de cada
diez peticiones. Por su parte, los juzgados de lo penal dictaron
28.832 sentencias, de las cuales el cincuenta por ciento fueron
condenatorias. Las comunidades autónomas en donde más denuncias por
habitante se controlan: Canarias, Baleares, Andalucía y Valencia.
Por
otro lado, según el Observatorio de la Violencia sobre la Mujer, el
incremento de denuncias judiciales y del reconocimiento entre los
adolescentes de comportamientos agresivos o machistas tiene mucho que
ver con una mayor sensibilización respecto al problema, asegurando
que es relativamente reciente que se reconozca que la agresión
contra la pareja también sucede en menores de edad. Pero no niega
que la convivencia de los jóvenes con fenómenos como los
estereotipos publicitarios de la mujer como objeto de deseo y sujeto
de satisfacción masculina o el impacto de nuevas tecnologías, como
las aplicaciones descargables en las que se juega a someterse a
operaciones de cirugía estética o a ganar a tus compañeras para
ligarte al chico más guapo, influyen muy negativamente en la
formación de estos jóvenes.
Los
técnicos siguen insistiendo en la necesidad de que las víctimas
denuncien, ya que es la forma de activar los mecanismos de protección
judicial que el Estado pone a su disposición. Así, si este año
solo han denunciado seis de las veinte asesinadas, el año pasado lo
hicieron únicamente once de las cincuenta y cuatro muertas, es
decir, dos de cada diez. El año pasado se cerró con 124.894
denuncias, diez menos al día que en 2012, aunque este descenso se
entiende que es menos acusado que en ejercicios anteriores por
variadas razones que aún se están investigando Otro dato que
destaca el estudio es el aumento de las renuncias de muchas mujeres a
continuar con el procedimiento judicial. Concretamente, el año
pasado se controlaron 15.300 renuncias de mujeres que no querían
mantener el proceso cuando éste se hallaba en fase de instrucción,
lo que representa casi un trece por ciento en relación con el número
de denuncias presentadas; las mujeres españolas renunciaron nada
menos que el sesenta por ciento.