jueves, 3 de abril de 2014

LOS ARTÍCULOS USADOS TIENEN SUS PROPIOS ESTABLECIMIENTOS

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Los que aseguran que de la crisis también se pueden obtener beneficios y que todas las ideas sirven, no están exentos de razón. Sin ir más lejos, observen el fenómeno social que ha alcanzado en todo el mundo el negocio de la segunda mano, es decir, que aquello que ya no utilizamos, que ya no nos sirve o sencillamente porque necesitamos el dinero, tiene comprador y que se trata de aprovecharse de las gangas que aseguran encontramos en cualquiera de los establecimientos abiertos o en las redes sociales. Es el caso, por ejemplo, del mayor escaparate abierto en España a través de Internet conocido como segundamano.es que cuenta con nada menos que dos millones y medio de artículos después de cuadruplicar la cifra de 2008; de hecho, cada día estrena doce mil anuncios y más de once millones de usuarios que buscan, compran y venden artículos cada mes. Su app está en más de un millón setecientos mil móviles españoles, y el número de usuarios con actividad se duplica cada mes desde hace un año.

Por otra parte, los usuarios de Wallapop, un canal que se dedica a productos de moda y accesorios, han subido un millón de artículos valorados en doscientos quince millones de euros, generan una actividad diaria de doscientos mil euros y el cincuenta por ciento de sus ventas se desarrolla en España. El líder mundial, sin embargo, es actualmente eBay, que se ha entretenido en alcanzar veintitrés millones de dólares de ingresos globales el año pasado. Cada semana listan casi nueve millones de artículos a través de su app y las transacciones realizadas con ella se han multiplicado por siete en menos de dos años. Como pueden apreciar, todo un fenómeno social que hace unos años era impensable.

Pero no solo existen establecimientos virtuales en los que o desde los que vender y comprar artículos nuevos y de segunda mano. Las tiendas especializadas en este mercado emergente se multiplican sobre todo en ciudades grandes, en donde desde hace tiempo se han prodigado de tal manera que hasta encontramos comercios especializados por materias, desde iluminación a la música, pasando por la ropa, juguetes y vehículos. Aunque por tratarse de un tipo de comercio muy particular, es evidente que la existencia de una clientela especial es un hecho que podemos comprobar, porque de otra forma no se entendería el aumento de su implantación en ciudades de todo tipo de densidad demográfica, aunque es cierto que allí donde se percibe que nadie conoce ni al que compra ni al que vende las transacciones son más continuas.


Una vez se comprueba que es una forma muy digna de iniciarse como comerciante y de conseguir un empleo, sobre todo cuando no existía ni la más remota posibilidad de encontrarlo, las tiendas de segunda mano se mantienen, cierto que no sin dificultades, y con el paso del tiempo se están asegurando un mercado. Las necesidades que la crisis nos crea han encontrado, por tanto, un buen lugar en donde paliarlas: planchas, radios, televisores, muebles, radiadores, etc., se presentan en buen estado y por precios muy asequibles, lo que nos permite equiparnos con lo que necesitamos por mucho menos dinero del que nos gastaríamos en uno nuevo. Existen varios tipos de establecimientos dedicados a este menester, desde los que compran, recuperan y ponen en uso los artículos que adquieren hasta los que simplemente se dedican a realizar el trabajo del intermediario necesario, es decir, que el vendedor lo deposita en estas tiendas y espera a tener suerte y venderlo. Unos ejercen como cualquier negocio de venta de productos nuevos y otros como comisionistas, pero ambos funcionan, siempre, eso sí, que exista una relación de confianza.