jueves, 8 de mayo de 2014

CRUZ ROJA ESPAÑOLA HA HABLADO

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Cuando nosotros insistimos en que no a todos nos van las cosas bien, nada tiene que ver con intencionalidad política alguna. Si acaso, social, solidaria. Y todo porque vemos la desgracia tan cerca que por mucho que escuchemos que todo va a mejor, que pronto saldremos de esta salvaje crisis económica, nos mantenemos en que solo podrán esquivarla o eludirla quienes han contado con algo que más que suerte. Y todo porque se mantiene la escasez de trabajo, porque los empleos que se crean afirman los técnicos que se trata de circunstanciales y que responden a la estacionalidad más concreta, además de que en su gran mayoría no van más allá de dos o tres semanas o por horas. Con un panorama así, independientemente de que nos creamos o no lo que desde la política nos cuentan, es evidente que lo de recuperarnos de un año para otro sencillamente no será posible.

Ahora nos llega un informe de cómo se encuentra el español medio procedente de Cruz Roja española, muy parecido al que ya firmó Cáritas, y que afirmaba que más de dos millones de niños en nuestros país pasaban hambre. Cruz Roja, con una contundencia que hace hasta daño cuando escuchas su mensaje, va más lejos y nos dice que cinco millones cuatrocientas mil personas han acudido a su organización en busca de comida, que se dice pronto, y que, por contundente y vergonzosa, echa abajo cualquier opinión, desde luego que interesada, del político de turno. No obstante, ya ven ustedes: se atreven con cualquier tema y, como ocurrió con el informe de Cáritas, el ministro Montoro, a la sazón el hombre que controla desde el Ministerio de Hacienda todos nuestros movimientos económicos, no tardó en calificarlo de mentira. No de que no respondía a la realidad de nuestro país, no; sencillamente le dijo a Cáritas que eran unos mentirosos. En esta ocasión esperemos que se contenga y no plantee más enfrentamientos por absurdos e inútiles.

Lo que sí ha hecho esta organización social ha sido informar a la ciudadanía de una realidad que en estos momentos padecen millones de personas, muchas de las cuales son próximas a nosotros y que, en la mayoría de los casos, la padecen en silencio. Y se entiende. No debe ser sencillo vivir en la más absoluta de las miserias y, lo que es peor, no atisbar en el futuro más inmediato ni la más remota posibilidad de mejorar su situación. Por eso tiene tanta importancia que dos de las organizaciones sociales sin ánimo de lucro que trabajan en nuestro país hayan coincidido en la valoración de la situación tan penosa en la que viven miles y miles de personas. Y es por eso, porque el Gobierno mantiene un discurso que nada tiene que ver con lo que ocurre de verdad en la calle, suponemos que le molesta el hecho de que se hayan atrevido a desafiarle y poner en evidencia que sus políticas sociales, en caso de que las haya, han servido de muy poco. Sin embargo, era previsible que quienes desarrollan la totalidad de su labor integrados en la ciudadanía y viven como nadie la práctica totalidad de la tragedia, guardaran silencio.


De si servirán de algo estas llamaradas cargadas de dolor provenientes de los millones de ciudadanos que no tienen más posibilidad que la de acercarse en busca de ayuda en donde se la puedan ofrecer, como es el caso de Cáritas y Cruz Roja, mucho nos tememos que de muy poco. Como mucho, volverán los mensajes de que todo va a mejor, de que las luces se ven en la lejanía y de que el año que viene, o el otro, o el otro, España recuperará aunque no sea del todo el estado de bienestar que abandonamos no hace tanto. Eso sí, los que provocaron semejante desastre económico, llevándose todo el dinero que se les puso por delante, ahí los tienen ustedes, disfrutando de una vida regalada. Y, ya saben, cuando algún juez decidido quiere hacer justicia, es el primero que desaparece de la vista de todos. Y por ahí deben andar las pruebas.