viernes, 9 de mayo de 2014

ESTADO DE LA RED VIAL ESPAÑOLA

Imprimir

Lo que nosotros podamos plantear o denunciar en este espacio sobre el estado general de nuestra red viaria, de poco serviría. De todos es conocido, y sufrido, en qué momento se hallan y qué perspectivas de recuperación manifiestan los responsables, que no en pocas ocasiones insisten en que no hay dinero para inversiones. El presidente de la Asociación Española de la Carretera va a ser quien nos introduzca y se manifieste ante la autoridad competente, y, al tiempo, denuncie lo que nosotros ya hemos hecho en infinidad de ocasiones. Por ejemplo, de los 3.000 tramos que esta asociación ha evaluado, es necesario reponer 330.000 señales, repintar las marcas viales de 52.000 kilómetros y revisar el 82 % de las luminarias, porque registran rangos inadecuados de iluminación. Además, el estado de las barreras metálicas es de suspenso, mientras que la nota del balizamiento desciende de un bien a un aceptable. Pero los desperfectos en las vías son mucho más amplios, y especialmente visibles en el estado del pavimento, que sufre un notable y acelerado deterioro. En concreto, uno de cada cuatro kilómetros tiene grietas y uno de cada tres desintegraciones, deformaciones y baches.

Hasta aquí todo bien, porque de lo que se trata es de que alguien autorizado exponga lo que por otra parte es sabido de todos. Ante situación tan manifiestamente negativa, darle la vuelta requiere una inversión de 6.200 millones de euros, que viene a ser un poco más del noventa por ciento del arreglo del pavimento. Solo el déficit acumulado por nuestras carreteras entre 2011 y 2013 supone nada menos que el veinte por ciento de la red viaria que gestiona el Estado y el diez por ciento de la que administran los gobiernos autónomos. Con todo, según los Presupuestos del Estado para este año, la partida destinada a la explotación y conservación de las vías que dependen de Fomento, que son en total 25.000 kilómetros, es de 878 millones, es decir, un treinta por ciento menos que en 2009. Esta asociación ha alertado de las graves consecuencias del deterioro de las carreteras para la comodidad de la circulación y la seguridad vial, y ha insistido en el aumento exponencial de los costes de reparación. Según sus conclusiones, cada euro no invertido a tiempo en refuerzo de firmes se transforma en cinco euros a los tres años y en veinticinco en el quinto.


Resumiendo, nos encontramos en una situación de riesgo permanente según circulamos por las vías de comunicación, ya sean de primer, segundo o tercer orden. Y, claro, si las autovías y vías rápidas padecen, como es el caso de la Nacional IV a su paso por nuestra provincia, de un mal endémico, porque nunca han estado en buen estado, no les quiero decir nada de lo que ocurre, vemos y padecemos cuando de red secundaria se trata, porque entonces las lamentaciones serían un no parar. Entre nosotros, la más utilizadas nos unen a ciudades como Arjona, Arjonilla o Porcuna, o Lahiguera, Fuerte del Rey y Jaén, que es la que se lleva la palma en cuanto al número de vehículos que la usan, están en estado de ruina completo, y eso que algunas, como la de Arjona y la de Porcuna a Valenzuela, ya en la provincia de Córdoba, son auténticas montañas rusas.


Y si tradicionalmente no hemos sido atendidos en estas necesidades a lo largo de los años, mucho nos tememos que no seremos beneficiados en muchos años. Mientras, lo poco que nos queda en pie se viene abajo imparablemente y no tardaremos en tener verdaderos problemas de desplazamiento. La única solución es tomárnoslo con calma y, para evitar accidentes y males mayores en nuestros vehículos, adaptar la velocidad al estado de la vía.