jueves, 22 de mayo de 2014

LO QUE OCURRE EN LA CALLE Y LO QUE PERCIBEN LOS POLÍTICOS

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Sin intención de poner reparos a los diferentes discursos que nos llegan procedentes de todas las fuerzas políticas empeñadas en conseguir más eurodiputados que sus oponentes, y menos de menospreciar el discurso de ninguno de ellos, nos tenemos que impregnar de realidad y acudir sin dilación a la cita que convocan las personas que forman el grupo, por cierto cada vez más importante, que se autodenomina como de antidesahucios. Se han ido haciendo grandes conforme la crisis ha ido poniendo en la calle a las miles de personas que se han visto afectadas por los embargos bancarios, que solo en Andújar fueron el año pasado más de cuarenta, y que en todo el país han sido más de cuarenta y nueve mil, es decir, muchos más de los que lo fueron en 2012, con todo lo que supone este aumento si tenemos en cuenta que desde todos los estamentos de poder se aseguró que se frenarían de manera inmediata. De estos casi cincuenta mil, más de treinta mil lo han sido de primeras viviendas. Se ha visto que no les habrá sido posible o que los bancos, sus dueños, mandan mucho más que la clase política, y una cosa es lo que yo diga y otra lo que puedo hacer. Por lo tanto, dolorosísimas situaciones para miles de personas que han visto cómo le han arrebatado la vivienda que contenía todo lo que poseían. Y a todo esto con la frialdad y el despotismo propio de una clase pudiente que no le representa en su cuenta de resultados ni una pizca de pérdidas.

Por lo tanto, la situación con respecto a los desahucios no solo no se ha calmado, sino que ha aumentado de forma imparable. Ya ni siquiera vemos el gesto de algún juzgado deteniéndolo o sintiéndose ofendido cuando de por medio se encontraba con una persona de edad que vivía sola en un piso de alquiler de renta antigua y que el propietario recurre a la Justicia en busca de un compinche que le ayude a ponerla de patitas en la calle para ganar más dinero. De lo que se no preocupa como debía, o esa es la impresión que se tiene en la calle, es de la rentabilidad con la que algunos directivos se han marchado del negocio del dinero y que ahora disfrutan de pensiones millonarias, y que han dejado a la entidad en la ruina. Claro que si tenemos en cuenta que el dinero de todos, como es el caso de Bankia, sirve para reflotarla, pues todos contentos. Eso sí, solo de esta entidad nos ha quedado una factura de más de treinta mil millones de euros que debemos pagar entre todos. Mientras, ya lo ven ustedes, su expresidente disfrutando de los millones de euros que ha acumulado a lo largo del tiempo que estuvo dirigiendo la entidad, un juez suspendido y miles y miles de personas que se han quedado sin su dinero. Lo peor de todo es que solo de vez en cuando tenemos la oportunidad de conocer alguna sentencia que le es favorable a un jubilado sin recursos que vive en la miseria porque su dinero se lo había quedado Bankia.


Por todo esto y solo como ejemplo, porque entre la generalizada corrupción que se da entre muchos de ellos y los impedimentos que crean para evitar la transparencia de las cuentas públicas y especialmente cuánto ingresan y cuánto gastan y en qué, lo que podamos hacer nosotros queda finalmente en nada. La única luz que nos queda está en Europa, porque es allí, en el Parlamento Europeo, en donde se tiene que decidir lo que nuestro país deberá recomponer con respecto a los desahucios. Nuestra ley es tan antigua, tan sangrante, tan injusta, tan inhumana, que Europa no acaba de creerse las consecuencias que se derivan del impago del alquiler o la cuota de la hipoteca. Y ahí se juega, por ejemplo, el futuro de la dación en pago, que podía acabar con una situación económica que se ha llevado por delante a muchas personas que no pudieron soportar el dolor y la vergüenza de verse ellos y su familia en la calle, tirados como perros.