
Si
tenemos en cuenta la justificada necesidad que tiene nuestra ciudad
de remodelarse a sí misma, de implantar nuevas referencias visuales
y estéticas, lo del anuncio de la intervención municipal en la
corredera de Capuchinos, que soporta un diseño de muchos años, ha
sido muy bien recibida por parte de las personas que tienen radicadas
sus empresas en esta gran avenida. Lo que no conocemos es la opinión
de los vecinos, que parece no fueron invitados al acto de
presentación que hizo nuestra primera autoridad junto con el
presidente de la Cámara de Comercio e Industria. Claro que si
tenemos en cuenta que las dudas que desde este colectivo se dieron a
conocer, todas estaban relacionadas con la posibilidad de que se
decidiera la construcción de un aparcamiento, y como éste ha sido
aparcado sine die, la
remodelación anunciada no debe ser un problema para ellos y de ahí,
quizá, que no hayan querido participar, si es que fueron invitados
al acto.
Resumiendo:
que la corredera de Capuchinos será renovada por completo y que la
ciudad entera está de enhorabuena si tenemos en cuenta que desde
siempre ha sido la vía de comunicación más importante de la ciudad
(recuerden que formaba parte de la Nacional IV) y que por ella
circulan aún cientos de vehículos al día. Es decir, que si ahora
deja mucho que desear entre la frondosidad y el verdor que tanta
alegría aporta la avenida de Blas Infante y la zona de la Silera,
pronto formará parte de un nuevo conjunto estético que aportará
sin ninguna duda la imagen de modernidad y accesibilidad que tanta
falta le hacía. Por lo tanto, la decisión debe ser valorada desde
perspectivas generosas y evitar en lo posible las críticas que, como
ocurre siempre entre nosotros, no le están faltando mucho antes
incluso de que se inicien los trabajos.
Por
otra parte, como seguro conocen, se están introduciendo cambios de
dirección en algunas de nuestras calles que debemos entender como
mejoras directas de la circulación de vehículos. La llegada del
nuevo responsable de la Jefatura de Policía Local de nuestro
Ayuntamiento parece que ha comenzado a dar sus frutos y estamos
convencidos que seguirán a corto plazo si tenemos en cuenta que
desde hace muchos años las direcciones en nuestra ciudad son las
mismas y no todas pueden presumir de ser las más idóneas porque no
se han adaptado al número de vehículos que conforman nuestro parque
automovilístico. Por supuesto, y entre ellas, esperamos que no se
tarde en atacar con interés la necesidad que tiene Andújar de sacar
vehículos del centro. No solo se evitarán agobios, sino que se
genera un injustificado y constante peligro por la proximidad de
centros escolares. Si repasamos vemos que solo en las proximidades de
la plaza de España los automovilistas se encuentran con el Capitán
Cortés, con la Salle, con los Trinitarios y Francisco Estepa.
Además, los Juzgados, Hacienda, la oficina de empleo y el
Ayuntamiento, a lo que debemos sumar el centro de mayores. De ninguna
de las maneras queremos programarle a nadie su trabajo y menos
intervenir en donde no hemos sido llamados, pero sí nos atrevemos a
plantear lo que entendemos necesita una intervención a favor de los
peatones, especialmente de los niños.
Las
ciudades, y esto lo conocen bien los técnicos en el tráfico rodado,
demandan con fuerza libertad de movimientos para sus moradores y es
esta justificada necesidad la que nos ha hecho ver que los
aparcamientos deben estar no en el interior de las ciudades como se
venía haciendo hasta hace unos años, sino en sus alrededores, en lo
que se conoce como aparcamientos disuasorios. La idea es aproximar lo
más posible a las personas al centro comercial y administrativo de
la ciudad sin que por ello les sea imprescindible su vehículo. El
ejemplo más gráfico es el aparcamiento de Colón, que, aunque no
estemos de acuerdo con que este recinto haya sido dedicado a esta
labor, nos permite acceder al centro mismo de la ciudad en unos
minutos.