
Si
ayer le dedicábamos nuestro comentario a la romería chica, es de
obligado cumplimiento y no menos justo, que hoy lo hagamos con la
festividad de san Eufrasio como referente. Lo primero que destacamos
es el apoyo masivo con el que ha contado desde el primer día,
destacando su procesionamiento por el centro de la ciudad y las de su
barrio. Y destacamos que ha recorrido algunas de las vías más
importantes del centro comercial porque no todos han entendido su
significado y han caído en lo fácil, es decir, en la crítica, a la
que por cierto somos tan aficionados. Aunque no han sido muchos, es
cierto, sí que sobresale de estas críticas el hecho de que el
patrón haya acudido a la ermita de la Virgen de la Cabeza en la
ciudad a rendirle pleitesía, para lo que aducen que el patrón es
del barrio y que no debía en su recorrido incluir calles alejadas de
éste. Sinceramente no entendemos este tipo de cavernismo, ya que a
lo único que conduce es a evitar que se expanda la devoción a toda
la ciudad, que, lo quieran o no, ha sido desde siempre una decisión
que nadie ha entendido y que ha dañado la influencia y la proyección
que del santo evangelizador debería haber hecho la ciudad entera y
la propia Iglesia provincial. Son nuevos los tiempos y nuevas las
ideas que se realizan anualmente y que tanto agradece la ciudadanía,
puesto que el fin debe ser el de compartir y no el de constreñir la
influencia de san Eufrasio a un barrio, y más teniendo en cuenta que
es el patrón de la ciudad y también de la diócesis. Este año,
por otra parte, la festividad ha tenido un referente en todos los
actos religiosos desarrollados: la construcción, por fin, de un
templo que acoja con la dignidad que merece al santo patrón y
permita que la devoción de la feligresía discurra no solo con más
espacio, sino con el boato y la importancia que debió tener desde
siempre.
En
cuanto a los actos lúdicos programados para esta ocasión, sin duda
que han cambiado significativamente lo que hasta ahora hemos tenido
la oportunidad de disfrutar, ya que, si exceptuamos los habituales
ambigús y atracciones de feria, nunca como en esta edición hemos
visto a tantas personas integradas y viviendo el encuentro como este
año. Nunca el parque ha sido ocupado por las miles de personas que a
lo largo de estos días allí se han dado cita, y más cuando las
quejas de los jóvenes estos años atrás se basaban en que no eran
tenidos en cuenta a la hora de programar y desarrollar los diferentes
actos que con tal fin se convocan. Por supuesto, tendremos que
esperar la evolución de los acontecimientos y al día después para
conocer la opinión de quienes conforman la asociación, que
finalmente son el objetivo del trabajo ejecutado. Desde luego, si lo
que se buscaba era el apoyo masivo de vecinos y gentes de otras zonas
de la ciudad, es evidente que se ha cumplido y con creces. Intentar
contentar a todos y todas ha sido también el objetivo de la
organización, pero esta puntual exigencia todos sabemos que es
sencillamente imposible.
Los
negocios venidos al barrio para tal ocasión y los que allí se
desenvuelven todo el año, no tienen quejas de importancia, por la
información que nos ha llegado, lo que viene a confirmar que entre
el buen tiempo, la asistencia y los actos compartidos se han cumplido
los máximos a los que los organizadores aspiraban antes del inicio.
Y como de todo se aprende y la experiencia es un grado del que deben
sacarse conclusiones, la hermandad y la asociación del barrio
deberían recibir el agradecimiento de la ciudad por el ímprobo
trabajo desarrollado, de forma que les sirva de acicate y
confirmación de qué dirección tomar cuando de nuevo llegue el
momento de confeccionar un programa que no solo guste al barrio, sino
que tenga suficiente capacidad de atracción como para que se
desplacen cuantos más vecinos mejor del resto de la ciudad. Desde
esta tribuna diario previa al informativo, nuestra enhorabuena.