Tal y
como preveíamos, los acontecimientos se han desarrollado con total
normalidad, incluso los que estaban relacionados con las
manifestaciones de algunos partidos políticos con el frente de
república y reinado, que ya saben ustedes que por el momento forma
parte de colectivos de todo corte ideológico y muy
especialmente de los nacionalistas y la izquierda. El hecho de que
todo haya quedado en manifestaciones pacíficas y en ningún caso
haya sido necesario el uso de la fuerza para evitarlas, lo confirma.
Mientras el rechazo a la figura del príncipe Felipe se escuchaba en
buena parte del país, en la plaza de España de nuestro pueblo se
reafirmaba el sentimiento de patria que muchos llevan dentro, a los
que se les dio la oportunidad de expresarlos de una forma concreta:
jurando bandera públicamente. Casi trescientas personas se dieron
cita en este punto emblemático de la ciudad, además de las que
acudieron curiosas en busca de espectáculo, para realizar el
juramento o bien para reafirmarse, porque hemos tenido la oportunidad
de escuchar todo tipo de testimonios relacionados con un evento
desconocido entre nosotros y que es evidente activa el sentimiento de
patria de ciudadanos anónimos. Al acto se le dio el boato y la
seriedad que un hecho así demanda, por lo que la puesta en escena
estuvo perfectamente diseñada y así se mantuvo a lo largo del acto.
Por su parte, los prestos a besar la enseña nacional, con traje y
corbata, que sirvió para, como decimos, añadirle al momento parte
del buen gusto que por esta tierra presumimos.
Por
lo demás, pues ya ven ustedes: los del río Guadalquivir en absoluto
desacuerdo con el Ayuntamiento, la Subdelegación del Gobierno y con
Sevillana-Endesa, que por el momento no han dado la talla en un
conflicto que bueno sería finalizara por el bien de todos, desde los
afectados al resto de la ciudadanía. Es cierto que los afectados por
las inundaciones tienen más urgencia en un asunto desagradable, si
no bochornoso, para las Administraciones y la empresa que lo
gestiona, porque después de tanto tiempo, de tanto ir y venir, de
ruedas de prensa y manifestaciones, de plenos ocupados por sus
reclamaciones, de declaraciones desafortunadas, la situación no ha
mejorado. O mejor, no se ha movido. Si acaso, lo de la maqueta que
reproducirá al milímetro el problema del río, que no solo servirá
para comprobar la capacidad creativa del autor, sino para que, una
vez puesta en marcha, simule a la perfección el movimiento del río
a su paso por nuestro término municipal, incluida por supuesto la
famosísima presa de Marmolejo, la causa de todos nuestros males
según los afectados por las inundaciones, y una exageración de
éstos según la empresa concesionaria, que va a ser finalmente la
que financie la dichosa maqueta.
Para
los de dentro, todo va bien; lento, cansino y viciado, pero bien.
Para los que nos ven desde fuera, nuestro futuro se sigue
desperdiciando a favor de políticas insulsas de escaso fondo y peor
futuro. Naturalmente, dependiendo de quién firme el mensaje, que ya
saben ustedes que en política vale todo y más cuando se trata de
opinar, así nos verán. Y es que a veces la envidia y otras las
ganas activan intereses nada ocultos que solo persiguen tapar con
tierra de mala calidad lo bueno en favor de hacer florecer solo lo
malo. Pero aquí estamos nosotros, a escasos días de los meses de
vacaciones por antonomasia, y convencidos de que a peor no podemos
ir. Y eso es un seguro que no debemos de perder de vista precisamente
para utilizarlo cuando convenga, que estén seguros no será muy
tarde. Si hemos sido capaces de superar la gran mentira de
Innovandújar, lo somos de cualquier otra que se nos venga encima. Y
tardará muy poco en llegar. Atentos.