Lo
queramos o no, el tema del hambre entre los niños españoles, o si
quieren los mal nutridos, porque no todos sufren la crisis económica
de la misma forma, se ha convertido en un asunto recurrente y no solo
entre el mundo de la información, porque actualmente son miles las
personas que se mueven en este submundo en busca de soluciones o de
un plato de comida imprescindible para los menores que sufren su
particular calvario alrededor de la crisis económica. Que volvamos a
plantearles esta realidad se debe a que camina con fuerza hacia el
aumento del número de niños detectados con esta malnutrición. Han
pasado de dos millones en los meses de diciembre a enero a medio
millón más en la actualidad. Los datos los aportan las diferentes
organizaciones empeñadas en acabar con esta lacra o vergüenza, como
ustedes prefieran, porque entenderán que en un país como el nuestro
se produzca esta anomalía social, ni se entiende ni se puede
justificar. Los que lo están consiguiendo, y sin el aplauso del
resto, porque encima son criticados, como es el caso de Andalucía,
ya han dado un paso adelante en favor de mantener durante los meses
de verano los comedores escolares abiertos con este fin, es decir,
dar de comer de manera correcta y equilibrada a los chavales que lo
necesitan.
Lo
que tenemos enfrente y a lo que debemos atender de manera urgente no
es otra cosa que evitar que los niños españoles pasen estrecheces a
la hora de comer. De por sí se trata de una incongruencia social de
gran relevancia precisamente cuando vemos los gastos que hacen los
diferentes gobiernos regionales y el propio Estado, a los que no les
importa, o al menos es lo que parece, poner dinero en temas más
frívolos o intrascendentes si lo prefieren, y se dejan necesidades
primarias como es la comida diaria de los menores envueltos en las
demandas de sus familias, muchas de las cuales han perdido toda
posibilidad de encontrar un empleo que les permita vivir con dignidad
atendiendo sus necesidades mínimas, entre las que se encuentran las
tres comidas diarias, especialmente en el mundo infantil, que es el
que necesita de la aportación de nutrientes imprescindibles para su
desarrollo. De hecho, los especialistas en Medicina Infantil no
tardaron en lanzar un mensaje a la sociedad con sello de urgencia
poniendo especial énfasis en las taras que es posible que muchos de
ellos presenten conformen vayan cumpliendo años debido, como
decimos, a la falta de nutrientes esenciales para el crecimiento.
Ahora lo han vuelto a repetir convencidos de que las autoridades
responsables están perdiendo el tiempo en diatribas absurdas
mientras lo que de verdad importa es el futuro de los niños.
A
todo esto, si asisten habitualmente a la información que más
interesa, verán que no faltan a este circo comunidades, o mejor los
responsables de éstas, que no han tardado en afirmar que los
comedores escolares que están bajo su tutela no abrirán los meses
de verano con este fin. Las razones que dan no tienen desperdicio,
porque tratándose de las primeras autoridades de sus respectivas
comunidades, por cierto, todas las que están en contra de esta
decisión son del Partido Popular, aseguran que la imagen que darán
al exterior no será la mejor para el interés de su región. Por lo
tanto, parece claro que las razones que esgrimen están ligadas a la
imagen; lo de si los niños comen o no es algo que queda relegado al
fondo del pasillo a la espera de que mejore su situación familiar
para conseguir vitaminarse como merecen y necesitan para su evolución
física y psíquica.
A
nosotros, frontalmente en contra de este tipo de políticas y con la
vergüenza que supone la situación de los menores en un país del
que sus máximos representantes juran y perjuran que ya hemos salido
de la crisis y que nos encontramos en situación de despegue real, lo
que nos preocupa es que en el camino de la recuperación nos vayamos
dejando asuntos de este calado.