miércoles, 18 de junio de 2014

MAÑANA A ESTAS HORAS TENDREMOS NUEVO REY

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Mañana a estas horas, porque sabrán que la ceremonia de la renovación del jefe del Estado de nuestro país comienza a las diez y media de la mañana, tendremos nuevo rey. El todavía príncipe de Asturias será refrendado por el Congreso como nuevo regente luego de un extenso acto en el que tendremos oportunidad de escuchar y visionar el desarrollo del con diferencia el acontecimiento más importante de los últimos años en España. El hecho de que el rey abdicara a favor de su hijo ha puesto en marcha el sistema previsto que permite que la sucesión se haga en tiempo y forma, y mantener el menor tiempo posible el vacío del trono real. Que se han dado prisa en ordenar todos los movimientos y acciones que debían producirse para llegar hasta el acto mañana, es evidente que confirma que cuando se quiere se puede, no así como cuando se trata, por ejemplo, de renovar la Constitución española con otros fines, como sería el caso de cambiar el sistema en vigor para renovar la Jefatura del Estado. Los que andan a la gresca con los partidos políticos que han consensuado la elección de la continuidad de la Corona, muestran su disconformidad de la única forma que se les permite en público, es decir, reclamando la república como el sistema ideal para regirnos todos los españoles, y evitar de esta forma el que por haber nacido en donde has nacido tengas derecho vitalicio para continuar en el cargo de tu predecesor.

En fin, poco podemos contarles a ustedes que no conozcan o hayan escuchado a su alrededor sobre este tema, porque sin duda es la comidilla del pueblo que va más allá de una simple rabieta y que, como consecuencia de este desacuerdo, muchos serán los políticos que se ausentarán del pleno del Congreso de los Diputados, dejando de esta forma constancia de su rechazo al sistema. Ya sabemos que no servirá de nada, que el día a día continuará de la misma forma y que a lo más que pueden aspirar es a plantear en el lugar adecuado esta reclamación y conseguirla no pasando muchos años, que es algo muy dudoso y que exige no solo un cambio en la Constitución, sino de toda la ciudadanía. Por lo tanto, pueden variar los argumentos en algunos casos o pueden radicalizarse por cómo se ha hecho la renovación del rey, pero las previsiones de fuerza que se han realizado desde el Gobierno, con más de dos mil soldados de élite en las calles, han encorsetado cualquier tipo de violencia o manifestaciones próximas al edificio del Congreso y a lo largo del recorrido previsto por las calles de Madrid.

Las opiniones que aseguraban que lo mejor hubiera sido convocar un referéndum y esperar de él un resultado positivo para la Corona no andaban equivocados del todo. De hecho, se sabe por infinidad de encuestas que el príncipe Felipe hubiera resultado elegido por una importante y significativa diferencia. Esto significa que la legitimidad estaba asegurada y que el desarrollo de los acontecimientos hubiera sido convocado bajo otras exigencias. Sin embargo, por miedo o por recelo real, o porque la clase política no ha estado a la altura de las circunstancias, la realidad es que desde esta mañana España tiene un nuevo rey cuyo nombre será el de Felipe VI y que debemos acostumbrarnos cuanto antes a familiarizarnos con él y su familia, aunque aceptamos que es de sobra conocido él y el resto de su familia.


Conforme se han ido tomando decisiones alrededor de esta elección, el mundo ha ido incorporándose al gran número de felicitaciones que generan estas celebraciones reales, que han echado de menos el boato y las exageradas muestras de poderío económico de otras casas reales europeas. Los tiempos entre nosotros no hace falta que les recordemos que no están para dispendios inútiles y que lo que primaba era la ceremonia que confirmaba la elección de Felipe VI. Se ha cumplido el protocolo, se ha elegido nuevo rey y ahora a esperar resultados. Es lo que importa: que tenemos un nuevo rey y que el anterior ha cumplido hasta el último momento con sus obligaciones, aunque no siempre haya acertado. Como dice el refrán: eso pasa en las mejores familias.