
Utilizar los recursos de nuestro parque natural Sierra de Andújar de acuerdo con las exigencias en vigor ligadas al impacto medioambiental, es decir, tener capacidad suficiente para asumir los riesgos que podían surgir de la presencia del ser humano en las inmediaciones del entorno natural, si no formando parte de él, supondría un marchamo de garantía si en algún momento alguien se planteara la fuente de ingresos que supondría que el embalse del Jándula pudiera utilizarse por parte de quienes lo deseen, incluso construyendo un embarcadero al estilo de los que existen en otros pantanos de la provincia, creemos que atraería a más personas a ese entorno mágico y, por tanto, generar posibilidades turísticas ahora desconocidas. Asumido que Andújar no es una ciudad por sí misma capaz de atraer a visitantes de larga estancia, conseguir pernoctaciones de tres días o semanales supondría un alivio económico real para las empresas que dedican su dinámica empresarial al turismo, que por el momento dependen de la inestabilidad de un mercado caprichoso que necesita algo más que recorridos culturales o gastronómicos. Y ahí podría jugar un papel determinante el que se hiciera más accesible el pantano del Jándula, y no nos referimos solo al propio embalse, sino que se conseguiría una carretera más segura y cómoda sin que por ello debiera pagarse un peaje excesivo en el daño que pudiera hacerse al medio ambiente.
En situación tan concreta, con falta de casi todo, con urgente necesidad de ingresos atípicos por desconocidos, porque otras ciudades provinciales lo han conseguido e incluso han estabilizado un club náutico y realizado pruebas deportivas de importancia, Andújar, si no lo ha hecho ya, que lo desconocemos, quizás debiera aproximarse a esta hermosísima zona de nuestro parque y valorar la viabilidad de lo que les comentamos convencidos de que podríamos capitanear un punto de encuentro de visitantes que suelen ser especialmente cuidadosos del ecosistema y pulcros vigilantes de no dañar la naturaleza. Dos provincias de secano y tan próximas a nuestra ciudad como Córdoba y la propia Jaén, que no cuentan con un lugar próximo en el que descansar y desarrollar vida campestre con un pantano de la importancia del Jándula, por su ubicación y entorno, y por la belleza de su paisaje, como le ocurre a Baños de la Encina con el Rumblar, del que por cierto está obteniendo beneficios desde hace años ligados al turismo natural sin casi infraestructuras, podían encontrar entre nosotros un lugar de ocio compartido de gran importancia logística.
Naturalmente, las Administraciones pueden empeñarse en su consecución en caso de que se obtuvieran los permisos necesarios que demandan toda intervención en zona tan debilitada, pero si no va acompañada de la inversión privada y de la iniciativa propia que generan este tipo de empresas, su viabilidad sería imposible. Sin embargo, Andújar necesita de una infraestructura de esta clase, capaz de atraer a quienes buscan, y son miles, lugares apartados del mundanal ruido que les permitan descansar de sus tareas cotidianas al tiempo que les invitan al senderismo o al remo, por ejemplo. Y en esta realidad deberíamos de plantear la viabilidad de un proyecto que dejamos claro ha sido propuesto en otras ocasiones y muy bien por cierto, pero que no ha llegado ni siquiera a plantearse en tiempo y forma.
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