lunes, 9 de junio de 2014

NO TODO LO QUE OÍMOS, LEEMOS O VEMOS RESPONDE A LA VERDAD

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Tal y como preveíamos, lo de menos informativamente hablando sería la abdicación del rey Juan Carlos. Lo que de verdad iba a ser noticia de primera página varias semanas era la designación del príncipe Felipe como rey de España. Desde ese instante, y con la fecha de este mes como el día de su proclamación oficial, entre el movimiento ciudadano, que calificamos como legítimo, y los medios de comunicación, que están obligados a atender lo que se entiende como noticia de gran trascendencia para la ciudadanía, ha sido un no parar. De noche y de día, mañana y tarde, días laborables y festivos y de ocio, todo importa, todo se enmarca y se titula con negrita de gran tamaño y se coloca en primera página. Por supuesto, todas las opiniones sirven y todas son publicables, o lo que es lo mismo: radiables, porque recordemos que la televisión y la radio también son prensa y realizan una labor del mismo rango e importancia que los medios escritos, si no más algunos casos por la inmediatez de su respuesta informativa. Manténganse a la espera y no tendrán oportunidad de cansarse, porque mucho antes de que esto les ocurra leerán, escucharán o verán a opinadores profesionales de toda casta y corte ideológico dejando caer sus aseveraciones sin pudor y decisión a veces inaudita por osada cuando no obscena. Será porque la crisis también ha llegado a esta pseudoprofesión y la radicalidad de los comentarios es imprescindible para que te vuelvan a llamar desde el medio de comunicación en el que habitualmente lo haces, o porque lo de estar por las mañanas en unos micrófonos, a medio día en otros y por la noche en otros no todos lo llevan bien, el caso es que, dependiendo de la línea editorial de cada uno de ellos, así será la opinión que aporte a la noticia que le presenten para analizarla.

 Con esto queremos decirles que no se dejen llevar por todo lo que escuchan, leen o ven porque alrededor de la mayoría de los comentarios no faltan los intereses económicos que por medio se encuentran estos maestros del saber decir. Por eso el titular de este comentario tiene mucho que ver con lo que ocurre en nuestro país, en el que solo es necesario que hables dos veces a un micrófono, salgas en dos espacios televisivos y dejes constancia de tu opinión por escrito en un periódico para que te encumbres a ti mismo como periodista y además presumas de la recién estrenada profesión que has conseguido sin esfuerzo ni estudio que la confirme. Precisamente por las carencias y deficiencias que muestran aquellos que presumen de lo que no son, sus comentarios deben ser sometidos a cuarentena y evitar así que quienes los escuchen caigan en el error de aceptarlas y compartirlas sin la cautela lógica que exige el asunto.

 Dedíquenle algo de tiempo a seguir a alguno de estos eruditos de la palabra y encantadores del mensaje y entenderán lo que les decimos hoy. Más que nada, para que eviten caer en sus capciosas opiniones y propagarlas convencidos de que se les ha servido un profesional como la copa de un pino. Algunos puede que lo sean, en eso estaríamos de acuerdo, pero también muchos no pasan de simples charlatanes sin futuro.