Hasta
ahora, Tráfico ha querido compartir con los automovilistas
cualquiera de las operaciones que ha dispuesto para el control, por
ejemplo, de la velocidad, del alcohol o las drogas, del cinturón o
el móvil, o el GPS, etc. A partir de ahora parece que optará por
guardar silencio y actuar con contundencia, lo que confirmará el
anuncio de que las cosas en la carretera se nos van a complicar a
quienes no seamos precisamente ejemplo de sensatez y cordura. Nos
guste o no, a partir del verano, repetimos, debido sobre todo a la
falta de entendimiento que mantenemos desde siempre con la Dirección
General, ésta actuará desde planteamientos bien diferentes. Y se
entiende porque muestras de intentar arreglar las cosas le han
sobrado a lo largo de los últimos años. En realidad, recopilando
datos y recuperando la memoria, lo que con más interés realiza este
organismo son los habituales controles ligados a la velocidad, al
alcohol, las drogas y demás exigencias. Por lo tanto, si utilizamos
el cinturón, no usamos el móvil mientras conducimos y llevamos al
día la documentación del vehículo, ¿a qué tenerle miedo? Es más,
que no se le olvide entre los documentos y los elementos
imprescindibles que le puede pedir la autoridad de la carretera, se
encuentran los triángulos y el chaleco, que no crean ustedes que por
conocidos no faltan los usuarios que no han contado con ellos nunca.
Las
malas relaciones que habitualmente mantenemos con la Guardia Civil de
Tráfico, que nadie ha podido justificar después de muchos años de
enfrentamientos, se deben básicamente a que nosotros no cumplimos
con nuestras obligaciones. Y son sencillas y harto conocidas
nuestras: mantener la velocidad máxima permitida en todo tipo de
carreteras, etc., etc. En contra nuestra, la alta accidentalidad que
acumulamos a lo largo del año, con cifras injustificables y todas
con los mismos orígenes: Distracciones, excesos, móviles,
navegadores, niños mal sujetos, velocidad inadecuada, cinturones…
¿A qué usted también sabe de lo que estamos hablando?
Consecuentemente, ¿quién es el culpable, el agente de Tráfico o
usted? Es lo mismo que, después de una denuncia, el conductor suele
responder sin dilación y con todo convencimiento que es que estos
agentes están para recaudar. ¿Y cuál ha sido nuestro papel en la
denuncia? Casi con toda seguridad a que en algún momento no hicimos
las cosas bien, porque desde luego lo de afirmar que cuando te
detienen, aunque lo lleves todo bien, te van a multar es
completamente falso.
Se
entiende la rabieta y lo mal que sienta que te resten de tu cuenta
corriente unos cuantos cientos de euros, pero antes de cometer el
exceso prohibido no caímos en la cuenta de que podíamos ser
observados y por tanto denunciados. Esto es precisamente lo que
resulta si se ha consumido alcohol o cualquier otro tipo de droga, es
decir, que aunque nos excedimos, en ningún momento fuimos capaces de
asumir que teníamos el coche en la puerta y que, para llegar a casa,
estábamos obligados a conducirlo. Por lo tanto, las normas en vigor
nos recuerdan que en casos de este tipo existen agravantes, porque se
transgrede la ley conscientemente. Miren, nosotros estamos
convencidos de que cuanto antes nos acostumbremos a interpretar el
tráfico como éste demanda, que cuanto antes pongamos en práctica
el sentido común, antes evitaremos la cifra de fallecidos que
conocemos cada año. Que una vida vale mucho más que cualquier tipo
de exceso o frivolidad al volante, que la nuestra y la de los demás
no se puede despreciar porque al que va al volante le guste poner los
pelos de punta a quienes los acompañan, presumiendo encima de lo que
no sabe. Y luego, cuando hayan valorado nuestro comentario de este
fin de semana, sigan haciendo lo que quieran, que para eso son
libres, aunque parcialmente, recuerden, porque Tráfico y sus
controles siempre les estarán vigilando. Y los excesos se suelen
pagar.