sábado, 28 de junio de 2014

MÁS TRÁFICO EN LA CARRETERA: MÁS PELIGRO

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Esta vez sí que nos despedimos. Es viernes 27 de junio y Fuente Sorda se va de vacaciones a partir del lunes día 30, lo que quiere decir que ya no volveremos a compartir con ustedes los fines de semana desde la perspectiva del tráfico hasta septiembre, a lo que solemos acudir con todo el arsenal que disponemos y con el único objetivo de conseguir de ustedes algo de comprensión a nuestra llamada a una conducción más responsable. Nunca sabremos si alguno nos ha tenido en cuenta en sus viajes o en su recorrido por la ciudad, o si alguien ha creído que nuestros consejos, siempre basados en nuestra experiencia, han sido buenos para llevarlos a la práctica, pero no importa. Sabemos que ni predicamos en el desierto ni estamos solos; al contrario, cientos son los controles que poseemos de muchos de ustedes agradeciéndonos alguna llamada de atención o información puntual sobre carreteras cortadas o en mal estado. Y a la vuelta seguiremos erre que erre. Vale la pena dedicar parte de nuestro tiempo y trabajo a quienes, al volante de sus vehículos, quizá olvidan detalles que les pueden resultar fundamentales para un viaje seguro.
 
Los habituales a este espacio de los fines de semana conocen cuáles son nuestras intenciones y cuáles los objetivos que perseguimos. Por eso no nos cuesta nada entregarnos a la tarea de concienciarles de la importancia y trascendencia que tiene la conducción, a la que desgraciadamente solemos menospreciar cuando debíamos respetarla en todo momento. Por mucho que nos empeñemos, no somos nosotros los que ponemos nuestra impronta en la carretera, sino personas desconocidas que no en pocas ocasiones han marcado la pauta y nos han complicado la vida. Son estas las que, haciendo caso omiso de consejos y obviando sus ineludibles obligaciones, circulan muy por encima de sus posibilidades. Observen que más del cuarenta y cinco por ciento de los fallecidos por accidente de tráfico el año pasado lo fueron porque otro conductor que venía de frente o detrás, que no había dormido, o que había bebido o ingerido algún estupefaciente, o que andaba con el móvil en uso, o que estaba más pendiente del navegador que de conducir, se lo llevó por delante sin comérselo ni bebérselo. Y esto lo sabe todo el mundo o debería conocerlo al menos, y más ahora, en tiempos de verano, cuando más coches salen a la carretera.
 
Con los números rojos de la sangre de los fallecidos sobre la mesa de trabajo, la mayoría de ellos de entre cincuenta y dieciocho años, ¿cómo eludir la parte de responsabilidad que todos tenemos a la hora de compartir nuestras experiencias? De hecho, a ustedes les ocurre lo mismo. Es decir, su experiencia la comparten con los suyos, con los amigos o familiares directos, como serían los hijos o los nietos. ¿En qué situación queda la familia cuando el hijo o la hija cogen el coche y salen a la carretera sabiendo que están iniciándose en este complicado mundo del motor? ¿Se puede evitar el consejo del avezado conductor? No es posible. Siempre aparece el sentido protector de cualquiera de nosotros y lo ponemos a disposición de quien estamos convencidos que lo necesita. Y sepan que no están equivocados, que es una obligación o un acto reflejo que no debemos evitar por nada del mundo. Al fin y al cabo, se trata de evitar un accidente de consecuencias imprevisibles porque antes,  de por medio, hubo alguien que alertó al conductor de que le podía ocurrir y le dio tiempo de eludirlo. Los consejos, todos, tienen sentido. Y asuman de buena gana que  siempre habrá alguien que los escuche con atención y aprenda de la experiencia de quien se los da. Por todo esto, no pierdan la oportunidad de ponerlo en práctica, por gratificante y tranquilizador.