viernes, 12 de septiembre de 2014

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Recuperando la regularidad de nuestros comentarios en este espacio de medio día previo al informativo de las trece horas, hoy, viernes, toca el tráfico, los coches, los accidentes. Y queremos hacerlo precisamente con la accidentalidad, compartiendo con ustedes la buena nueva de que este verano la cifra de accidentes mortales ha descendido significativamente; pero también que a estas alturas del año acumulamos más fallecidos que el año pasado. Es decir, que nos mantenemos en los niveles habituales que protagonizan regularmente los que no acaban de asumir que lo de conducir exige una serie de pautas que o cumplen a rajatabla o se quedan en el camino. Entre ellas, que no por conocidas son aceptadas de buena gana por una gran mayoría de usuarios, lo del alcohol, las drogas, la velocidad, los despistes, etc. Bien, pues incluso así, aceptando que conocemos más que de sobra dónde no debemos cometer errores, acabamos cayendo en la trampa como niños de leche.

Tres cuartos de los mismo vemos en el tema sanciones, muy especialmente en el apartado velocidad. Andalucía en general y nuestra provincia en particular, concretamente hasta el mes de julio, ha sido la autonomía que más denuncias a expedido por exceder de la velocidad permitida. Un punto concreto en el que siguen cayendo como moscas, que está amplia y profusamente señalizado, son los túneles de Despeñaperros, que están controlados por tiempo, es decir, que la velocidad máxima es de cien kilómetros/hora y que si el vehículo recorre la distancia en menos tiempo significa que lo ha pasado a más velocidad. Pues bien: por el momento está siendo una fuente de ingresos inesperada para la Dirección General, que no solo se traduce en dinero, sino que la pérdida de puntos le va a la par. La máxima más compartida entre los denunciados, como seguro ustedes conocen muy bien, es que lo que la autoridad persigue con estas medidas es recaudar. Bien, de acuerdo. ¿Pero se les ha ocurrido a quienes así analizan la situación, que no existe mejor respuesta a quien solo persigue nuestro dinero que acatar las señales? Particularmente no lo vemos complicado, porque se trata de acoplarnos a lo que la mayoría acepta sin más.

De hecho, la Dirección General de Tráfico se está planteado volver al control directo de los usuarios que se excedan de la velocidad máxima del tramo por el que circula, es decir, a parar a los infractores para extenderles la denuncia en el mismo momento. ¿Y por qué? En realidad es muy sencillo, ya que desde hace tiempo vienen detectando un mercado negro de puntos que no acaban de controlar. La situación es esta: un conductor es fotografiado por un control móvil o fijo a velocidad excesiva y se le comunica administrativamente la denuncia. Al tiempo se le exige que informe de quién conducía el coche en ese momento para personalizar la pérdida de los puntos que conlleva la sanción. La respuesta del conductor cazado llega a la Dirección General con el nombre del que le ha vendido los puntos en el mercado que antes les comentábamos y él sigue tan tranquilo. Esto quiere decir que como lo que se persigue con la denuncia es que el usuario reaccione en positivo y la próxima vez se lo piense, el hecho de que pueda eludir de forma tan sencilla el expediente que se le abre en los registros oficiales, obliga a la autoridad a replantearse la actual disposición de enviarle la foto y la denuncia al conductor controlado.


Como hemos tenido oportunidad de exponer en otras ocasiones, la obligación ineludible que tiene la autoridad controladora del tráfico y sus consecuencias ante el Gobierno es la de reducir la accidentalidad, y si para ello tiene que aumentar los controles y las medidas coercitivas, que nadie dude que lo hará con toda las consecuencias. Y en esa tarea está, en implantar nuevas normas y mejores controles tanto fijos como móviles, incluidas más unidades de los helicópteros Pegaso, que tantos y tan buenos resultados les están dando.