viernes, 26 de septiembre de 2014

LA ACCIDENTALIDAD SE PUEDE REDUCIR DRÁSTICAMENTE

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Si nos tuviéramos que plantear el tráfico y sus diferentes derivaciones de manera personal, ¿seríamos capaces de inventarnos fórmulas desde las que acceder al espíritu de los usuarios en favor de un mejor entendimiento y por tanto con mejores resultados del apartado accidentalidad? No crean ustedes que se trata de una pregunta sin más, intrascendente y poco rigurosa; al contrario, tratamos de justificar la actual política implantada por Tráfico y que tantos quebraderos de cabeza proporciona a algunos y algunas, especialmente los que no tienen entre sus prioridades respetar el conjunto del Código de la Circulación y sus diferentes Normas en vigor. Para los que siempre encuentran una excusa, para los que siguen sin entender que de velocidad entienden bien poco y menos de sus consecuencias, para los que no quieren asumir que el alcohol y cualquier otro tipo de droga son incompatibles con la conducción y que solo por eso están prohibidas…

Por el momento, de los controles realizados en lo que va de año por parte de la Guardia Civil de Tráfico, el cincuenta por ciento de los conductores había consumido alguna de ellas. El dato nos avisa desde lejos de que algo debe estar pasando entre los conductores para que esta estadística haya superado la mitad de la totalidad, y todavía más grave si sabemos que el sesenta por ciento de los fallecidos lo fueron porque iban bebidos o drogados, o porque el que ocasionó el mortal accidente en el que se vieron envueltos lo había hecho. Con estos datos en la mano, afirmar que la actual cifra de fallecidos, que está alrededor de más de mil trescientos al año, podía haberse reducido en mil víctimas en una especie de un visto y no visto, eso sí, si los usuarios aceptaran sin más que no solo está prohibido, sino como respuesta de un ser inteligente y responsable. ¿Alguien puede creerse que Tráfico lo que busca incansable es recaudar? Desde hace unos meses, con la llegada de las nuevas Normas, el usuario cazado con algún tipo de psicotrópico en sangre ya sabe que como mínimo le quitarán cuatro puntos del carné y mil euros de su cuenta corriente. ¿Y se ha notado en algo? Desde luego que no; todo sigue igual o peor. Y los datos están ahí para corroborar lo que les decimos y que no se trata de una opinión personal.


Volviendo a la pregunta del inicio del comentario de hoy, ¿cuál sería la solución que aportarían ustedes, especialmente si son de los que entienden que tanta presión policial no va a ninguna parte? ¿Qué propondrían, por ejemplo, los que gustan de ir muy por encima de la velocidad permitida? ¿Qué tipo de medidas deberíamos implantar para que, sin el miedo de ser denunciados, cada cual decidiera si bebía o no, si circulaba a velocidad alta en cualquier carretera o punto de la vía, o si acudía o no a la revisión en la estación técnica de vehículos? Muchos de ustedes interpreten que estamos exagerando, pero no crean, porque en este largo camino nos hemos encontrado de todo. Desde los que siguen sin entender que existen unas normas generalizadas para que podamos convivir en paz y que entre éstas están las de la circulación, y los que están convencidos de que el papel que desarrolla la Dirección General de Tráfico es solo el de una agencia recaudadora. Sin embargo, unos y otros no han caído en la cuenta, y no será porque no se haya dicho miles y miles de veces, que la única forma viable que tenemos de eliminar esta Dirección General es aceptar sin más las leyes en vigor. En el momento en el que no tengan necesidad de denunciar porque todo lo hacemos bien, que no haya un solo usuario que se haya drogado con las mil ofertas que tiene en el mercado y que los accidentes sean testimoniales, ¿qué papel podría jugar este organismo que no fuera, si acaso, la tramitación de los documentos que demandan las diferentes necesidades que tenemos con respecto de nuestro vehículo? Ustedes mismos.