jueves, 25 de septiembre de 2014

LA MENTIRA TIENE UN PRECIO Y HAY QUE PAGARLO

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Innovandújar vuelve a estar de actualidad. La oposición municipal y no menos las ganas que tienen los que pusieron dinero en su día para sacar legítima tajada de lo que le habían vendido como la fórmula más sencilla y legal de cambiar una peseta por un euro, han vuelto a colocar en primera página uno de los capítulos más penosos de los vividos por nuestra ciudad en muchos años. Lo de que para Andújar venía la Land-Rover y que “solo” nos dejaron a Koipe, historia aún sin contrastar pasados tantos años, estamos convencidos de que nada ni nadie había hecho tanto daño a las ilusiones de una ciudad de cara a su industrialización. Desde el instante, mágico por demás, en que se presentó en sociedad con carpa, proyector, atril y todo, con la presencia de las fuerzas vivas de la ciudad, que vieron en este proyecto mucho más de lo que quizá merecía, todo han sido descalabros. Y los ha habido políticos y empresariales, para que también en el apartado de responsabilidades no echemos de menos a nadie. Viajes, obras, más de seis millones de euros que nadie ha sabido decirnos en dónde se han invertido, críticas exacerbadas, medios de comunicación bailando al son que les tocaban, retroexcavadoras para la foto…

Para el Partido Socialista, que fue por cierto el que, con la crítica del Partido Popular, se hizo con los terrenos que propiciaron posteriormente lo que hoy conocemos como Innovandújar, su responsabilidad se evaporó desde el momento en que el alcalde desechó la idea de que fuera la Junta y el Ayuntamiento los que se encargaran de urbanizar los más de un millón de metros cuadrados. Para el actual equipo de gobierno, que también lo era entonces, la responsabilidad recae por completo en la Junta, que no ha querido atender sus repetidas demandas de ayuda. Ocurrió lo mismo que cuando el ministro Montoro vino por aquí en plena campaña electoral, para anunciarnos que nuestra ciudad estaba incluida entre las posibles candidatas para que en sus tierras se instalara la empresa que fabricaría el helicóptero Tigre. Y lo dijo así: una más. No fue más allá y desde luego que no aseguró que no había otra, que para eso la hemeroteca de esta casa es infalible, es decir, para desenmascarar a los embusteros.

Y ocurrió lo mismo porque está comprobado que una cosa son las ganas y otra claramente diferente la realidad. Por eso se agradece el esfuerzo que entendemos se ha hecho a lo largo de estos años a favor de que la recta del Sotillo sea ocupada por industrias algún día. Eso sí, mientras tanto, los equipos con capacidad para captar ingenuos y gentes de buena fe, no han parado un día de darnos la tabarra, lo que ha permitido que, como en una especie de sube y baja, este tema aparezca y desaparezca de nuestras vidas dependiendo de las necesidades de unos y otros a favor o en contra de lo que, lo quieran o no, no deja de ser una desgracia para la ciudadanía. Y es que a ésta fue fácil convencerla porque sus necesidades entonces y no menos ahora no eran otras que trabajo y trabajo. Así, si el mensaje era claro y contundente, si los personajes por sí mismos le añadían credibilidad a sus promesas, si las industrias anunciaban su inminente llegada, si el dinero fluía y las obras se desarrollaban… ¿por qué debíamos desconfiar?


Pues bien, hoy ya ven ustedes cómo está el asunto: a punto de reventar. Y todo porque los que hasta ahora han sido los silenciosos protagonistas de esta historia han decidido que ya está bien, que ha llegado el momento de que alguien les diga dónde está su dinero y la forma de recuperarlo. Si afirmamos que todo apunta a que lo que hasta ahora ha sido una infalible arma para fabricar votos, pase a no tardar a todo lo contrario, que nadie nos tache de exagerados y menos de agoreros.