jueves, 18 de septiembre de 2014

MIEDO EN LA LOMA POR LOS TERREMOTOS

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Como no podía ser de otra forma interpretado, la inquietud de los vecinos de La Loma, si no el terror, se ha adueñado de esta zona de nuestra provincia luego de haber revivido los movimientos sísmicos de hace unos años. En esta ocasión incluso se llegó a afirmar que alcanzó hasta nuestra ciudad, sin que exista base técnica ni administrativa que lo confirme. El asunto es que desde hace una semana se han controlado nada menos que treinta pequeños terremotos y que, por tanto, el miedo ha vuelto a ser compartido por la totalidad de los ciudadanos, especialmente los que residen en las ciudades de Begíjar y Lupión, que alcanzaron una magnitud de 3,7 grados en la escala de Richter y que fueron vapuleados la madrugada del domingo y echados a la calle sin saber muy bien por qué. En la madrugada del lunes, Torreblascopedro registró otro pequeño movimiento bajo sus pies, en esta ocasión solo de dos grados en la misma escala.

La proximidad de estas dos ciudades con las de Torreperogil y Sabiote, donde recuerden que entre el final de 2012 y el inicio del 2013 se contabilizaron por encima de los dos mil cuatrocientos temblores de tierra, se ha instalado una compartida preocupación de sus moradores y motivado la necesidad de información propia de quienes analizan la situación desde puntos de vista quizá desproporcionados para los investigadores, pero razonados al fin y al cabo. Por el momento, la totalidad de los ayuntamientos de La Loma han comenzado a exigir al Instituto Geográfico Nacional los estudios e investigaciones precisas y urgentes que justifiquen o den luz al menos sobre esta nueva multitud de movimientos sísmicos. De hecho, la primera información que nos llega es que el director de este organismo ha anunciado que se está elaborando un trabajo específico y profesional, en colaboración con la Universidad jienense, y que va desde los movimientos de las fallas para buscar y encontrar una posible relación entre ellas desde el punto de vista tectónico, y los últimos seísmos controlados el año pasado en Torreperogil y Sabiote.

No obstante, el Instituto Geográfico Nacional ha significado, sin apoyarse del todo en datos técnicos específicos, que estos movimientos del suelo en esta zona forman parte de la normalidad histórica. Asegura que, “si examinamos el catálogo con el que contamos, desde el año 800 antes de Cristo, y lo colocamos en un mapa, vemos que en esta zona siempre ha habido pequeñas series sísmicas, a diferencia de lo que ocurrió en Torreperogil y Sabiote, que se debieron a la presencia de al menos dos fallas localizadas a una profundidad de unos 4.000 metros”. De acuerdo con un informe presentado por este mismo instituto el pasado mes de octubre, no es posible dar una garantía del cien por cien de que no habría más terremotos, aunque sí se descartaban que fueran de gran intensidad, que es lo que ha acontecido en esa zona de la provincia. Ahora de lo que se trata es de seguir buscando la anunciada y denunciada relación que pudiera existir entre la búsqueda de petróleo y gas que se desarrolló en el año 2012 en esos puntos en concreto, porque este detalle sigue siendo la causa directa de los movimientos sísmicos registrados de acuerdo con la mayoría de la opinión de los vecinos.

Se impone la calma y el sentido común. Lo más probable, y más aún deseable, es que no se vuelvan a registrar movimientos en nuestro subsuelo. Descartarlos definitivamente parece que no va a ser fácil, ni siquiera, como hemos visto, para los técnicos más cualificados.