miércoles, 10 de septiembre de 2014

NADA HA CAMBIADO: LOS NIÑOS SIGUEN PASANDO HAMBRE

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Es muy probable que el tema de los problemas de alimentación de casi un millón de niños en nuestro país les suene de haberlo escuchado en este mismo espacio hace unos meses, y así es, pero como la situación no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado claramente, nos vemos en la obligación de repetir el argumento en busca de gentes generosas y solidarias una vez comprobamos que por parte de la clase política, precisamente la causante de tanta desgracia familiar, se busca con ahínco y mala intención la fórmula de dañarles cada día un poco más. Primero, no reconociendo esta realidad alegando que España daría una mala imagen de cara al exterior; segundo, negando dinero para dedicarlo a semejante compromiso. Es más, cuando Cáritas española ha denunciado esta situación, es decir, que casi un millón de niños están mal nutridos en nuestro país, nada menos que el ministro Montoro fue el que recogió el guante y negó la mayor sin rubor y mucha caradura. Sin embargo, la realidad le ha superado también en este asunto y las nuevas cifras denunciadas por las organizaciones sin ánimo de lucro presentadas hace unos días confirman que los números de hace unos meses se mantienen con rigor. Por lo tanto, urge la intervención de quien más puede, porque recordemos que el Estado es el que dispone de dinero y de medios en cantidad suficiente como para frenar en seco esta deficiencia alimenticia. Lo que pueda hacer por sí misma la ciudadanía habrá que aceptarlo como de pura generosidad, aunque por el momento la lección que está dando a la clase política la sobrepasa y la ridiculiza.

De acuerdo con lo que nos llega firmado por asociaciones y organizaciones sociales, la situación que denunciamos se mantiene así desde hace un año y medio. Los Ángeles de la Paz del padre Ángel, Cáritas, Cruz Roja, etc., que son las más conocidas, encabezan estos días, añadida a las campañas permanentes y conocidas de necesidad de alimentos y ropa, otra ligada a la imperiosa necesidad que tienen miles y miles de niños y niñas de material escolar. Desde lápices a libros, desde carteras y mochilas, hasta ropa y calzado deportivo. Se trata de conocer de cerca las necesidades que controlan estas organizaciones en nuestra ciudad y ponerse a disposición de ellas para echar una mano a quien menos tiene. Sobre todo, porque los niños no merecen verse involucrados en situaciones tan extremas e injustas, porque está demostrado y confirmado que ellos y ellas no han hecho nada para que sus familias padezcan de manera tan salvaje una crisis que les ha pillado de sorpresa y que les ha empobrecido hasta límites insospechados. Y que quede claro que si no somos capaces de evitar estos malos momentos, difícil será que nos entendamos nosotros mismos y más aún que no se nos caiga la cara de vergüenza.


En cuanto a las peticiones que queremos hacer a la clase política con corazón, que existe aunque muchos no lo creamos, que hagan todo lo posible por evitar, primero, que nuestros niños y niñas sean sometidos a este tipo de injustas situaciones, y, segundo, que pongan en marcha las políticas sociales que alivien los malos momentos que padecen miles de familias. Y es que tratándose de personas, que no de otra cosa hablamos, de necesidades tan justificadas como que son los menores de la casa los que con más intensidad vienen padeciendo la crisis económica, los parches y las decisiones circunstanciales sirven en la práctica de bien poco. Sinceramente, lo esperamos todo de ustedes, señores y señores; de la clase política, la verdad es que bien poco, aunque aceptamos que la esperanza es lo último que se pierde.