martes, 9 de septiembre de 2014

TODO VUELVE A LA NORMALIDAD

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La vuelta a la normalidad, aunque lo parezca, no siempre es fácil. Al contrario, porque hasta conocemos un síndrome médico que así lo confirma: el posvacacional, que mantiene a muchos personas en estado casi catatónico durante unos días incapaces de enfrentarse a sus habituales tareas. Nosotros no crean ustedes que superamos sin más este estado, pero sí que es cierto que teníamos ganas de estar entre amigos y tener la oportunidad de expresar nuestra opinión ante la evolución de nuestro país, nuestro ayuntamiento, nuestro barrio y en definitiva ante la vida misma. Sin ir más lejos, nuestra feria, que acabó ayer con los fuegos pirotécnicos, y que objetivamente nos ha parecido completa, bien dimensionada y un equipamiento mejorado con respecto a la del año pasado. Es verdad que todo es mejorable y que hemos echado de menos acontecimientos o convocatorias que quizá hubieran aupado un poco más estos días festivos ante el resto de la provincia, pero ha sido evidente que no ha podido ser. El dinero sigue siendo determinante en todo lo que  proponga el Ayuntamiento y nuestra feria de septiembre no iba a obviar detalle tan importante. Sea como sea, la feria de día, por ejemplo, ha sido determinante para que hoy podamos calificar este encuentro festivo como un éxito para la práctica totalidad de quienes decidieron exponer su dinero en el recinto ferial. Es más, aquellos que no han conseguido  rizar el rizo es muy probable que se deba a que no supieron plantear su negocio como debían. Resumiendo: hemos disfrutado unos días que merecíamos y que incluso la meteorología nos ha sido afín.

Con respecto al resto de los acontecimientos que tienen que ver con nosotros y que marchan paralelamente a nuestro lado, poco podemos hacer que no sea quejarnos, que es algo muy habitual y justificado que compartimos mayoritariamente con el resto del mundo y que siguen siendo referencias insalvables por ahora. Es decir, que todo sigue igual, que la impotencia abate al más optimista y que, mientras tanto, las necesidades familiares nos admiten esperas. Y aún peor: la facilidad con la que algunos de nuestros representantes políticos se han enriquecido a lo largo de los años que han dedicado al servicio público. Es el caso de Pujol, el honorable mandatario catalán, que desde el mes de julio, cuando dio a conocer a la opinión pública el asunto del dinero que había escondido en Andorra más de treinta años, conocemos lo sencillo que es para algunos llevarse el dinero público delante de sus propios compañeros. De hecho, este político ya había sido señalado como presunto defraudador y ladrón con el asunto de la banca catalana, y finalmente todo quedó, luego de una magnífica maniobra política, como un ataque a Cataluña que le permitió irse con el dinero y con la cabeza muy alta. El malo del asunto acabó siendo Madrid, que quería dañar la imagen de sus representantes políticos.

Lo de los ERES y los cursos de formación en nuestra tierra, tres cuartos de lo mismo, aunque judicialmente sigue andando y en buenas manos, porque la jueza Alaya no ceja en su empeño de aclararlos. Lo del caso Gürtel, detenido a la espera de que el juez Ruz acabe el proceso de confección del sumario y que se ponga en marcha el juicio. Luego, teniendo en cuenta los nombres que se barajan como imputados, ya veremos en qué queda todo, porque trabajando en lo mismo que este juez hay cientos de abogados que solo tienen un objetivo: echar abajo los argumentos que se propongan desde el Tribunal de Justicia. Por supuesto no falta lo de Alicante, Valencia y Castellón, en donde nos hemos encontrado con más corruptos por metro cuadrado que en todo el resto del país. Por todo esto y por mucho más que nos callamos, perder la oportunidad de compartirlo con todos ustedes es un lujo que no podemos permitirnos.