Que
nadie se extrañe, que haya paz y calma, porque esto, lo de la
política local decimos, acaba de comenzar a dar sus frutos, que son
los propios y genuinos de las elecciones que se nos vienen encima
imparables. Es verdad que asistimos a una serie de acontecimientos y
puestas de escena poco habituales y que este ir y venir de nuestros
dirigentes actuales y futuros nos inquieta y preocupa. Pero así son
las cosas de la política, al menos de la nuestra, que en cuanto se
aproximan fechas en las que deben dar cuentas a su electorado y algún
que otro que puedan rebañar de sus opositores, aunque a lo largo de
los más de tres años que han discurrido hayan pasado casi
desapercibidos, inician un sin parar un sin vivir que los que estamos
cerca sufrimos de un modo muy especial. Con todo, como lo que importa
es el que corral de la Pacheca local se anime y vayamos conociendo
poco a poco lo que se proponen, todo lo damos por bueno. Faltaría
más.
El
asunto es que lo de Innovandújar, como por otra parte era de
esperar, porque antes, durante y hasta hoy todo han sido
incongruencias y falsas expectativas de futuro, forme parte, entre
otras exigencias y demandas, del folleto electoral de los partidos en
la oposición, que han caído en la cuenta, quizá cuando ya no tenga
solución el problema, de que los famosos terrenos que debía ocupar
la acerería Ros Casares, hoy, además de ser lo que han sido
siempre, o sea, un erial, están más en manos de un banco privado y
pronto en la cartera de un especulador. Consecuentemente, lo que
hasta ahora había sido la joya de la corona, como se le definió en
su momento desde la Alcaldía-Presidencia de nuestro Ayuntamiento,
actualmente es un freno más en el deseado, justo y necesario
desarrollo de una zona que debía proporcionar trabajo a una ciudad y
su correspondiente comarca, que para eso se eligió el sitio, para
eso se adquirieron los terrenos municipales y para eso, y no menos
para especular salvajemente, pasaron de agrícolas y rústicos a
industriales y urbanizables.
Aparte
de este anhelado proyecto no iniciado y el puerto seco que se decía
vendría a darle vida, que no sabemos si habrá muerto al mismo
tiempo, las obras que se ejecutan en nuestras calles, el equipamiento
general de la ciudad, el abandono de algunos barrios, los excesos en
atenciones que desde el Ayuntamiento se prodigan a una determinada
etnia con gran presencia entre nosotros y no menos poder para
inclinar la balanza electoral hacia un lado u otro, aunque en las
últimas citas electorales siempre se han dejado caer hacia la misma,
digamos que son el grueso de las denuncias y reclamaciones de quienes
están a la espera de que el tiempo y las urnas pongan a cada cual en
el lugar que le corresponde para ponerse a trabajar en una mejora tan
profunda como real y evitar por todos los medios que nuestra ciudad y
su futuro sigan hundiéndose en el pozo de la impotencia y la
injusticia.
Eso
sí, si mientras debemos convivir con lo tejes manejes de pregunta
que yo te contesto, pero esto o aquello no, que me compromete y no me
puedo justificar ante los míos, pues hagámoslo, que tampoco es para
rasgarse las vestiduras, y más cuando conoces el percal y sabemos
que está más gastado que el cuchillo de un carnicero. Desde luego,
lo que no parece admitir dudas es que estas elecciones municipales no
serán como las demás, que no valen las promesas de siempre y menos
el uso habitual que se hace del dinero de los otros, esos que,
encima, son criticados con mano dura. Entre otras cosas, porque los
propietarios de estas ayudas económicas no están dispuestos a
dejárselas arrebatar, que para eso se las han trabajado y no ha sido
nada fácil obtenerlas.