Una
ciudad como la nuestra, que no acaba de tenerlas todas consigo, que
es lo mismo que asegurar que no le faltan dudas que le permitan
conciliar el sueño, en cuanto que las lluvias deciden detenerse unas
horas sobre ella, el insomnio es lo más compartido entre las
personas que viven o poseen tierras o propiedades en las habituales
zonas inundables. Y no les falta razón, que para eso la historia
nunca los ha dejado tranquilos y suelen ser, a su pesar,
protagonistas en cuanto el río comienza a crecer. De hecho, variadas
han sido las inundaciones y no menos las consecuencias, aunque
inciden siempre en donde más duele al agricultor, es decir, que se
llevan todo por delante, arrasando aperos, plantaciones y a veces
hasta viviendas. Por eso, Andújar, junto con Marmolejo y, un poco
más arriba, Villanueva de la Reina, Quintería, Arroyo Escobar y Los
Villares; y no menos La Isla y La Ropera y El Sotillo, cuando los
truenos resuenan y la lluvia se ceba en nuestras tierras, la
preocupación por lo que pueda pasar es lo más compartido.
Luego
tampoco nos faltan preocupaciones que nos llegan desde la sierra y
que, como en el caso del arroyo Mestanza, demandan, como el río,
seguimiento continuado y una respuesta inequívocamente técnica. Los
de la plataforma del río Guadalquivir, que tienen varios frentes y
que son esos hombres y mujeres que vienen reclamando justicia para su
causa desde hace años sin que desgraciadamente hayan sido atendidos
como merecen, vienen dando vida, color y sonido a una reclamación
relacionada precisamente con este arroyo por razones
justificadísimas, puesto que no sería la primera vez que su
desbordamiento acabe dañando propiedades que podrían evitarse. Pues
bien: actualmente están a la espera de una respuesta oficial
reclamada desde hace años y que, por cierto, ha sido también
defendida estos días por parte del alcalde ante el máximo
representante político del Gobierno de la nación en la provincia,
señor Lillo. Al mismo tiempo, por aquello de que ya que voy me
entero de cómo van la cosas de la reclamada y anunciada tantas veces
maqueta que nos permitirá comprobar con total fiabilidad el ir y
venir del agua del río a su paso por nuestro término municipal,
sabemos que está a punto de ser puesta en marcha para que políticos,
técnicos y afectados certifiquen el sí o el no de las obras tanto
tiempo reclamadas, entre las que destacan la desaparición de la
presa de Marmolejo.
Convencidos
de que este tema y las diferentes perspectivas de las que responde
les serán lo suficientemente familiares como para que no necesiten
ampliación, deseamos fervientemente que esta ocasión sea la
definitiva y lo del río pase a ser historia a partir de ahora. Al
fin y la postre lo que demanda es atención, intervención y,
lógicamente, una partida económica suficiente que evite el renacer
de los viejos problemas. El río y sus afluentes demandan seguimiento
y atención preferente, y es evidente que las consecuencias que se
han vivido hasta ahora justifican cualquier esfuerzo.