jueves, 2 de octubre de 2014

EL CASO PUJOL ALERTA A LOS PARTIDOS POLÍTICOS

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Era urgente y muy necesario que alguien se atreviera. Que el señor Pujol, muy honorable hasta hace unos días, haya pisado la línea roja que separa a los corruptos del resto de ciudadanos y que, después de su comparecencia en el Parlamento catalán, no se haya movido un dedo por parte de quien suponemos debió hacerlo, es decir, de la Fiscalía General del Estado, ha sido una inacción que no ha pasado desaperciba para casi nadie. Lo mismo que ocurrió con sus compañeros de Convergencia y Unión, que no solo no le preguntaron nada al respecto del dinero ilegal que parece tener en cuentas andorranas, sino que lo arroparon sin fisuras a la entrada y la salida del pleno y que durante su desarrollo hicieron todo lo posible para reventar su comparecencia. Por eso nos alegramos de que haya sido el PSOE hace unos días y UPyD hoy los que hayan puesto en marcha la maquinaria que controlará los supuestos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capital de esta familia. Ya ocurrió con Caja Madrid, ahora Bankia, cuando UPyD acudió a los tribunales a denunciar la gestión de sus últimos presidentes, Blesa y Rato, proceso que se mantiene vivo y que esperemos finalice en poco tiempo. Por el momento, solo una víctima podemos contabilizar y no precisamente de estos gestores, sino del juez que comenzó la instrucción del caso.

Todo indica que la decisión del PSOE y UPyD se tomó luego de la comparecencia del expresidente Pujol, quizás por las incongruencias con que desarrolló todo su discurso y las pocas aclaraciones que aportó al caso. En la denuncia del primero se puede leer que “aunque se haga referencia a distintas investigaciones en curso, el señor Pujol no ha sido imputado en ningún procedimiento, ni la Fiscalía ha iniciado ninguna investigación tendente a aclarar el origen del dinero referido y su posible significación penal". Pero no están solos estos partidos políticos en este asunto, porque recuerden que desde hace meses el sindicato Manos Limpias hizo lo propio y presentó una querella ante un juzgado de Barcelona. Lo mismo hicieron en su día Podemos, Guayem Barcelona y Ciudadanos, que pidieron a la fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que investigara a Pujol.

Los delitos de los que el PSOE acusa a Pujol están centrados no solo en los que se han conocido ahora, sino en los que pudo haber cometido a lo largo de los treinta años en los que tuvo responsabilidades del más alto nivel en el Gobierno catalán, ya que todo indica, dicen, que si su conducta defraudatoria se realizó mientras ocupó altas responsabilidades públicas, éstas están penadas con condenas de hasta 11 años de prisión. Naturalmente, por el momento todo son especulaciones y posiciones de partidos políticos y sindicatos convencidos de que a lo largo de la trayectoria política del expresidente catalán existen infinidad de anomalías económicas de las que presuntamente se han beneficiado directamente sus hijos, que han amasado grandes fortunas y que tendrán que demostrar ante los jueces que no es así si quieren eludir las condenas a las que posiblemente sean condenados por apropiación ilícita de dinero.


Que los partidos políticos se involucren en asuntos de la trascendencia e importancia que está teniendo el caso Pujol nos parece lo más adecuado, y más teniendo en cuenta que la ciudadanía observa su desarrollo desde la impotencia más absoluta. Que sean ellos los que marquen el camino no solo muestra una decidida intención de conocer la verdad, sino que avisan a los de dentro y los de fuera que la corrupción en nuestro país tiene los días contados. Y buena falta que nos hace que se acabe cuanto antes con los abusos casi consentidos que cometen algunos regidores públicos o representantes de partidos políticos en parlamentos autonómicos y nacionales. Dar pasos en favor de más transparencia en la política española no solo se hace aprobando leyes que luego no se cumplen, sino actuando con contundencia y rigor.