Lo
que son las cosas. Ahora resulta que España, luego del inmenso
número de turistas que llegan en busca de nuestras playas, cocina y
buen trato que reciben, además de los precios naturalmente, ninguna
autonomía puede sacar pecho y asegurar con total rotundidad que es
la mejor de entre las mejores. De hecho, ni siquiera estamos entre
las cien mejores del mundo, que ya nos parece demasiado. El asunto
es que se ha editado un libro o recopilación repleto de encuestas y
que de éstas se desprende que de los treinta y cuatro países que
han quedado reflejados, Australia es el lugar del mundo que oferta
mayor calidad de vida a sus moradores. Y es que nada menos que cinco
regiones alcanzan la máxima calificación que ha elaborado la
empresa editora. Concretando, Canberra y el oeste del país, es
decir, de Australia, ocupan los dos primeros puestos. Ahora
trataremos de encontrar la situación en la que nos han colocado los
que han trabajado en la confección de este libro y veremos qué
puntuación nos dan.
Euskadi
es la mejor situada de entre todas las regiones españolas y lo hace
nada menos que en el puesto 111; detrás, Navarra, en el 148, y
Madrid, en el 154. En los últimos puestos, Ceuta, en el 303;
Melilla, en el 282, y Andalucía, en el 242. El final de la tabla
está ocupado principalmente por regiones mexicanas, que no es algo
que nos afecte, pero que lo reflejamos para que se hagan ustedes una
idea real sobre de qué va esta edición. Por lo que comprobamos, se
trata de colocar en una escala repleta de valoraciones personales de
quienes confeccionaron el libro, y a partir de ahí puntuar todo tipo
de peculiaridades o características detectadas en todos los órdenes,
desde la gastronomía a cómo se sirve a los clientes, pasando por
hoteles, comunicaciones y, sobre todo, los precios de los servicios.
Este informe, patrocinado por la OCDE, y que tiene su origen en el
programa que inició esta organización alrededor del año 2011,
trata de evaluar el bienestar de los ciudadanos, yendo más allá de
los que generalmente suelen aparecer en informes de parecido
contenido. En esta edición se ha ido mucho más lejos y se basan,
además de las que les hemos comentado anteriormente, en nueve
variables concretas: educación, empleo, renta, seguridad, sanidad,
medio ambiente, participación ciudadana, acceso a servicios y
vivienda.
Así,
con el recuento realizado y llegando a la suma, los resultados
revelan que a menudo las diferencias entre regiones de un mismo país
son mayores que las que hay entre países distintos. Por ejemplo, el
estudio destaca que la diferencia en los niveles educativos entre los
trabajadores del País Vasco y los de Andalucía es igual que la que
hay entre España y Suecia en su conjunto. No obstante, nuestro país
consigue las mejores notas en los indicadores de seguridad y sanidad.
En estos apartados todas las regiones obtienen calificaciones muy
altas en estos conceptos, excepto, una vez más, Andalucía, que se
queda en 7,3 de un total de 10, en sanidad; Melilla, con un 7,4 en
sanidad, y Ceuta, que obtiene solo un 5,5 en seguridad y un 6,3 en
sanidad. Los valores más bajos se alcanzan en la variable que mide
el acceso al empleo, con una media de solo 2 puntos sobre 10, aunque
este dato no creemos que necesite más justificación ni nadie que
vengan a recordárnoslo.
En
este estudio podemos ver también una clasificación global de los 34
países que componen la OCDE, y Australia vuelve a estar arriba de la
tabla, seguida de Noruega y Canadá. España se queda en el puesto
21, y en los últimos lugares están Hungría, Turquía y México. El
objetivo final de estos informes de la organización no es la
medición en sí misma, sino que sus conclusiones influyan en las
decisiones de los Gobiernos. Al final del estudio nos dicen que los
indicadores que hemos podido leer pueden ayudar a las regiones a
identificar sus fortalezas o debilidades y orientar sus políticas
públicas teniendo en cuenta lo que más les importa a los
ciudadanos. La pregunta queda en el aire. ¿Se habrán enterado los
nuestros o tendremos que decírselo?