miércoles, 22 de octubre de 2014

EXIGIR PARA MEJORAR

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La mayoría de las quejas que nos llegan procedentes de los ciudadanos están en relación directa con sus problemas, bien sean del barrio o la calle en donde se desenvuelven o bien sobre casos concretos relacionados con todo tipo de situaciones, desde las carencias que aseguran tienen para desarrollar la práctica deportiva hasta el cementerio, pasando por los equipamientos que entienden imprescindibles para un mejor ir y venir por la ciudad. Y todos son válidos y todos deberían ser tenidos en cuenta, que no siempre ocurre sencillamente porque no se cumplen los compromisos contraídos entre las partes, es decir, Ayuntamiento y vecinos. Falta de iluminación en las calles, ruidos excesivos por insoportables, conductores que están perfectamente identificados y que siguen tomando con sus vehículos zonas de la ciudad por las que pasar, andando o conduciendo, supone un riesgo añadido, falta de interés de la policía local incluso cuando el ciudadano presenta la denuncia correspondiente y, por encima de todo, demasiado interés político por el centro de la ciudad, que no tendría mayor importancia, nos dicen, si no fuera porque representa un importante agravio comparativo con respecto a otras zonas.

Así están las cosas y sobre ellas trabajamos, no tanto porque tengamos la facultad de acabar con el supuesto maltrato como porque nuestra labor de informar hasta ahora nos ha servido para hacer llegar la demanda a donde corresponde de forma directa, sin intermediarios y sin necesidad de que la burocracia administrativa intervenga. De hecho, una vez leídos los mil y un tratados existentes sobre política municipal, especialmente la relación que deben tener los representantes municipales con la vecindad, comprobamos que las ciudades que han tenido en cuenta la opinión vecinal acaban siendo más transversales, más accesibles, más seguras y más cómodas de pasear. Cuando la autoridad competente se convierte en enemigo directo de determinadas barriadas y sus moradores, sencillamente porque no atiende sus demandas, que tampoco crean ustedes que se trata de obligarles a realizar inversiones millonarias, el conflicto comienza su cuenta atrás anunciando que pasará mucho tiempo antes de ser atendido por quien corresponda, y no siempre con justificación asumible de por medio. Más bien se trata de un tema personal que a veces responde a nimiedades sin mayor trascendencia, pero que mantienen sometidos a cientos de vecinos por el empecinamiento de unos o de otros.


Y todo por qué, por qué se inquieta la vecindad y exige ahora más que nunca, sencillo: porque las elecciones municipales están al caer, y si en la clase política detectamos algo más que nerviosismo entre los líderes de los diferentes partidos,  los ciudadanos son conscientes de que son los mejores tiempos para pedir, y en eso están, en reclamar no solo lo que es suyo, que es legítimo, sino acabar con la distribución actual del dinero de todos para la mejora de la ciudad, que evidentemente no es la mejor ni la más adecuada. Por todo esto decíamos nosotros hace unas semanas que en estas elecciones los partidos deben pedir el voto con algo más de esfuerzo e imaginación, porque se ha acabado lo de prometer incluso por escrito para luego abandonar el proyecto por el que fue apoyado el candidato por parte de los vecinos de tal o cual barrio. Entonces, en su día, les prometieron y juraron que vendría dinero en cantidad suficiente para equiparlo y luego, pasada la euforia electoral y colocado cada uno en su sitio, si te he visto no me acuerdo. Así ha sido siempre, por lo que tampoco debemos rasgarnos las vestiduras; si acaso, ser un poco más cautos, que tampoco nos vendría mal.