Los
presupuestos generales del Estado están siendo analizados estos días
en el Congreso de los Diputados. Por lo que sabemos, los únicos que
están de acuerdo con las cuentas son el propio Partido Popular y
Unión del Pueblo Navarro, que los apoya incondicionalmente suponemos
que con objetivos concretos, porque hoy nadie da su aprobación a
nada si no es a cambio de algo. En realidad, con la mayoría absoluta
del partido en el poder, de poco le sirve esta condescendencia, pero
ahí están, con las alforjas esperando ser atestadas de peticiones.
En cuanto al mismo presupuesto, es evidente que tampoco debemos
preocuparnos porque el resto de partidos le hayan negado su apoyo
teniendo en cuenta que es la norma, que es lo lógico y que era de
esperar. Pero las cosas de la política y la legalidad deben seguir
los pasos previstos y de ahí que primero visiten el Congreso y luego
el Senado, siendo conscientes de que ya están aprobados de antemano.
En cuanto a la distribución del dinero, como les decíamos la semana
pasada, pues lo de siempre, que mientras los que los presentan
aseguran que son los más sociales que se hayan conocido, los otros,
los que están precisamente para llevarle la contraria, afirman que
son los que más recortes hacen, los que peor distribuyen la riqueza
y los que más ahondarán en la miseria a miles de ciudadanos.
Y
no crean que esto es cosa solo de los presupuestos generales del
Estado; al contrario, lo podemos comprobar allí donde se presenten
para su estudio las cuentas anuales, incluidas las comunidades de
vecinos. Solo están de acuerdo, y no porque ellos hayan sido los que
los han confeccionado, que no debe ser baladí la tarea por cierto,
los que los han redactado y los conocen partida por partida. El
resto, como siempre, dedicará su tiempo y esfuerzo a menospreciarlo
y tildarlo de insolidario. Con todo, a veces a estos últimos no les
falta la razón, sobre todo cuando echan mano a datos concretos y
podemos comprobar entonces que sí, que efectivamente no han sido
tenidos en cuenta determinados colectivos, ayuntamientos,
diputaciones o la propia autonomía. Y aquí queríamos llegar,
porque la nuestra está que se sube por las paredes ante lo que
denuncian que ha sido un saqueo a mano armada lo que se ha hecho con
Andalucía. Pero también con matices, porque mientras los populares
aseguran que estos presupuestos han sido los más generosos con
nuestra tierra desde que gobierna el Partido Popular en Madrid,
Izquierda Unida y el Partido Socialista se desgañitan afirmando que
es una gran mentira, que faltan cientos de millones de euros y que la
distribución que se hace del dinero de todos no es ni la mejor ni de
lejos la más solidaria.
Sin
embargo, la pregunta, por encima de las diferencias de partidos
políticos, debería ser si cuando han distribuido el dinero habrán
tenido en cuenta al millón de familias en las que no entra dinero de
parte de ninguno de sus integrantes; o los dos millones de niños
españoles que están mal nutridos, según el informe de Cáritas
española; o los más de ochocientos mil parados más que se
contabilizan en las listas del antiguo INEM; o las miles de familias
que tienen un miembro que demanda atención las veinticuatro horas
del día que las han dejado colgadas… Eso es lo que verdad nos
preocupa. Por lo tanto, cuando acabe la profunda crisis en la que nos
han metido, si es que algún día decide cambiar de aires, ¿cómo
quedará el país, cómo los trabajadores? Y no crean que se trata de
una reflexión banal; al contrario: si tenemos en cuenta que por el
momento el esfuerzo lo hemos realizado los ciudadanos y solo por eso
hemos ganado, dicen, en competitividad exterior y la mejora general
de las cuentas del Estado, reduciendo el déficit a cifras más que
aceptables, ¿nos tendrán en cuenta cuando mejore la situación
económica?