viernes, 31 de octubre de 2014

LA AVARICIA ROMPE EL SACO

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A las desagradables experiencias ligadas con los coches usados se une ahora, entre nosotros, el que la Policía Nacional haya detenido a un empresario del sector de nuestra ciudad ligado con la manipulación del kilometraje de algunos de los coches que vendía. Y decimos esto porque todos sabemos que lo de adquirir un vehículo de segunda o tercera mano no siempre es un acierto por razones obvias. Las preguntas habituales que se hacen quienes eligen alguno de los que encuentran en los escaparates van desde deducir las razones por las que el anterior comprador se ha desprendido de él hasta si el hecho de que esté tan bien cuidado es que esconde males mayores. Y tienen su lógica si tenemos en cuenta que de un coche no se desprende casi nadie sin una razón concreta: porque consume mucho, porque ya ha cumplido demasiados años y comienza a dar problemas mecánicos de envergadura, porque el dueño se ha visto obligado a malvenderlo porque necesitaba el dinero, que ahora usan mucho los vendedores… A los habituales y ensayados mensajes de que el coche siempre ha dormido en garaje, que era propiedad de una mujer o de un sacerdote se une ahora, efectivamente, la crisis como agente determinante de las razones por las que se supone que se vende el coche de casa, que casi siempre le añaden el latiguillo que, como tenían dos, se han desprendido de uno.

La realidad es que este mercado viene siendo desde hace años una fuente de ingresos muy importante que se ha situado muy por encima de la comercialización de los vehículos nuevos y que ha generado infinidad de autoempleos, ya que la formación que se necesita es mínima y la inversión mayor se hace normalmente en las instalaciones, y no siempre, porque no todos los que se dedican a este negocio cuentan con un domicilio y un nombre comercial documentado ante la autoridad competente. Nos referimos a los propietarios de los vehículos que vemos aparcados estratégicamente en zonas de la ciudad a la vista en donde exponen sus modelos y en donde podemos leer que se vende y un teléfono de contacto. Nosotros siempre les hemos informado a ustedes de que no es la mejor opción, y a los hechos nos remitimos. Es más, si en un establecimiento reconocido de nuestra ciudad, con años a sus espaldas, resulta que manipulaban los cuentakilómetros de algunos de los automóviles que vendían, ¿qué nos podemos encontrar en quienes ni siquiera tienen un domicilio fijo al que acudir a reclamar? Por supuesto que no siempre será así, pero no debemos perder de vista la situación para evitar males mayores.

La detención de este profesional del ramo, conocido empresario con años de experiencia en este mundo, ha supuesto una desagradable sorpresa especialmente para los que en su día adquirieron su coche de segunda mano en su establecimiento, puesto que lo que posiblemente antes eran solo dudas, a partir de ahora se confirmarán las sospechas y hasta es posible que se entiendan algunas de las averías que haya sufrido el vehículo teniendo en cuenta los pocos kilómetros que reflejaba su contador. Y como resulta que el poco kilometraje es un elemento de excepcional valor en el mercado del usado, la manipulación no siempre se hacía con fines meramente profesionales, es decir, con el objetivo de convencer al comprador de que era seminuevo, y sí para obtener más beneficios económicos directos, porque lo de poco rodado, o de que procedía de una empresa y que ese concretamente era del director, o de una empresa que los tiene rodando solo seis meses, etc., toda la palabrería sirve para ganar más dinero.


A partir de ahora, no caiga en el error de adquirir un coche usado por lo que ve a primera vista. Pida la documentación del anterior propietario, compruebe el libro de visitas al taller, pruébelo y no caiga en el error de que le gusta y está dispuesto a llevárselo sin más. El comprador del usado tiene los mismos derechos que si de un coche a estrenar se tratara, con las limitaciones propias del vehículo y su precio, pero con su garantía, con la seguridad de que será atendido cuando lo demande el automóvil y con un nombre comercial que deberá hacerse cargo de los males que con el uso vayan apareciendo, al menos hasta que se mantenga la garantía.