viernes, 17 de octubre de 2014

NUESTRO COCHE Y EL OTOÑO: TODO UN RETO

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Aunque los altibajos meteorológicos nos hagan creer que el otoño nos permitirá seguir disfrutando de sol y poco frío, se trata de espejismos poco fiables. La realidad es que no tardará en imponerse el mal tiempo y que, consecuentemente, estamos obligados a echar una mirada a nuestro coche en favor de nuestra seguridad. Durante el tiempo de estabilidad y descanso, nuestro coche no nos ha dado un problema, y seguro que tampoco lo hará a partir de ahora solo porque el otoño acabe tirando las hojas de los árboles al suelo. Sí que es verdad que, sobre todo si nuestro vehículo vive en la calle, lo más probable es que presente las quejas propias de tiempos fríos y escarchas mañaneras, es decir, que le cueste arrancar, que debamos darle un respiro antes de ponerlo a circular y que,  al necesitar un esfuerzo extra de la batería y de elementos como los limpiaparabrisas, por ejemplo, lo ideal sería que sometiéramos al conjunto a una somera revisión para evitar males mayores, como sería el caso de poner en marcha estos últimos sin antes haberles quitado la arena y la suciedad que seguro habrá acumulado a lo largo de los meses de verano. Son detalles aparentemente sin importancia, incluso intrascendentes, pero que pueden darnos un susto en la cartera, que ya sabemos que es lo más nos duele. También es momento para una revisión del equipo óptico del coche, que llega un tiempo en que debemos ponerlo en uso con más anticipación por la falta de luz natural. Y no les digo nada del anticongelante, los aceites en general y los del servofreno y el motor en particular, que demandan atención profesional si tenemos en cuenta que estos últimos no entran en las decisiones de cambio de la gran mayoría de nosotros, los usuarios. Sin embargo, así es. Si el anticongelante debe renovarse cada dos años, la misma suerte debe correr el líquido de frenos, y no precisamente por capricho y sí porque así lo especifican casi todos los fabricantes, especialmente si su vehículo ha cumplido los ocho años.  

Recordar que el coche que tanto nos ha costado y que cuidamos en favor de cuantas  menos inversiones hacer sobre él, mejor para nuestra economía, necesita de seguimientos concretos, escasos y delicados en muchos casos. Sin ir más lejos, quizá llevemos un tiempo haciendo kilómetros con unos neumáticos que efectivamente no nos han dado problemas a lo largo de los meses secos, pero a partir de ahora, si los sometiéramos a la opinión de un técnico, es posible que un cambio sea la mejor decisión que podamos tomar si tenemos en cuenta que la fijación del coche al asfalto, ahora más que nunca, demanda fiabilidad mecánica a toda prueba, especialmente en caso de frenada brusca. También es importante que el profesional compruebe la frenada de las cuatro ruedas, que no crean que sea tan raro eso de que unos frenen más que otros, con el consiguiente peligro que supone de derivación hacia un lado a otro de la carretera. De hecho, es una de las deficiencias más detectadas en las estaciones de inspección técnica y que deberemos solventar en una nueva revisión, lo que nos hará perder el tiempo y el dinero.

Naturalmente, tratamos de inquietarles en su propio beneficio y no menos en el de las personas que usan su coche al mismo tiempo que ustedes, que siempre es gente querida. El seguro, la documentación en regla, los controles oficiales superados, las luces, la mecánica, el funcionamiento de la totalidad de los elementos que conforman nuestro automóvil, como conjunto, no es precisamente un problema, pero sí que necesita de un seguimiento personal y profesional. Es la única forma que conocemos de evitar averías de mayor importancia y de viajar con seguridad, aunque ya sabemos que este detalle es algo muy relativo.