Hoy
se conmemora el Día Internacional de la Violencia contra la Mujer.
Por lo tanto, hoy es un día de reivindicación mundial a favor de un
mejor entendimiento entre los sexos y muy especialmente en contra de
quienes utilizan la violencia para someter a las mujeres. Las razones
que oficialmente se esgrimen están basadas en que, por ejemplo, la
violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos;
es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como
en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de
género; porque afecta e impide el avance en muchas áreas, incluidas
la erradicación de la pobreza, la lucha contra las enfermedades, la
paz y la seguridad. Y como la violencia contra las mujeres y las
niñas se puede evitar, trabajar a favor de la prevención no solo es
posible, sino esencial. Por el momento, la violencia contra la mujer
sigue siendo una pandemia global. De hecho, los datos lo confirman
contundentemente: un setenta por ciento de las mujeres sufren
violencia en su vida.
Este
año la campaña que organiza y controla la ONU creemos que invita a
las partes a plantearse seriamente el reconducir una situación
insoportable en la que las mujeres sufren de manera particular el
rechazo, los malos tratos y la muerte. Así, “ Únete
para poner fin a la violencia contra las mujeres”
ha proclamado el 25 de cada mes el “Día
Naranja”.
De entre las actividades previstas en todo el mundo, en este día se
nos invita a llevar alguna prenda de ese color para resaltar el
llamamiento a erradicar la violencia contra la mujer sin reservas,
equívocos o demora. Este año la campaña extiende el día naranja a
16 días de activismo contra la violencia basada en el género, desde
el 25 de noviembre, o sea, hoy, que es cuando se conmemora el Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer,
hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Si le
añadimos un dato histórico, sepan que la fecha del 25 de noviembre
se eligió para conmemorar a las hermanas Mirabal, tres activistas
políticas que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden de su
entonces gobernante dominicano Rafael Trujillo.
Aportando
datos estadísticos que confirman la importancia de la conmemoración
mundial de este día y siendo conscientes de que en España hemos
superado en lo que va de año más de cuarenta mujeres asesinadas y
miles y miles de ellas soportando vejaciones y malos tratos físicos,
sepan que hasta un setenta por ciento de las mujeres sufren violencia
en su vida, que entre quinientas mil y dos millones de personas se
calcula que son víctimas cada año de lo que se conoce como trata de
blancas (lo que las lleva a la prostitución, a realizar trabajos
forzados, a la esclavitud o a la servidumbre), y que solo las mujeres
y las niñas representan alrededor el ochenta por ciento de esas
víctimas. Se calcula que más de ciento treinta millones de mujeres
y niñas que aún viven han sido sometidas a la mutilación/ablación
genital femenina, sobre todo en África y en algunos países de
Oriente Medio. Un ejemplo: el coste de la violencia doméstica solo
en los Estados Unidos supera los cinco mil ochocientos millones de
dólares anuales, de los que cuatro mil cien corresponden a servicios
médicos y sanitarios. A la vez, las pérdidas de productividad
suponen casi de mil ochocientos millones de dólares. Estamos por
tanto desarrollando un comentario que por sí mismo alcanza niveles
de gran magnitud y trascendencia mundial, especialmente cuando se
trata de una violencia gratuita, injusta e inadmisible.
Cualquier
esfuerzo que se haga, sea administrativo, político o personal,
estamos convencidos de que tendrá consecuencias positivas para las
mujeres, que ansían legítimamente un mundo en el que se sientan
libres para vivir y tener las mismas oportunidades que los hombres.
Ninguna de ellas, sea de donde sea y practique la religión que
practique, desea hacer daño al hombre o limitarle sus derechos. Lo
que pide es tener las mismas oportunidades.