Las
fiestas de diciembre tienen una gran capacidad de convocatoria social
y no menos económica. Los millones de desplazamientos de personas
que van y que vienen en busca de sus raíces familiares, los
esfuerzos económicos que generan y la compartida costumbre de echar
la casa por la ventana cuando de invertir en el equipamiento general
de la familia se trata, con el destacado capítulo de hacerlo
especialmente en alimentos y regalos, generan una enorme oportunidad
de negocio que nadie en su sano juicio puede dejar pasar, sobre todo
si se trata de empresarios de cualquiera de los sectores sensibles a
las compras casi compulsivas que se prevén. Así, unidas las
necesidades familiares a la gran fiesta familiar del año y la
ineludible obligación de los gobiernos municipales de granjearse los
piropos del potencial votante porque las elecciones municipales están
de por medio a solo unos meses vistas, con diferencia podemos
asegurar que en contadas ocasiones se presentan oportunidades tan
evidentes que permitan recuperar lo perdido, aunque sea solo en
parte, que ha sido mucho y que habrá que esforzarse para
conseguirlo.
Como
todo el mundo sabe aunque pocos son los que quieren reconocerlo,
Andújar es una ciudad de servicios y de ello debíamos sentirnos
orgullosos, y más cuando se ha comprobado a lo largo de los años
que no hemos sido, o mejor han sido, capaces de industrializar una
zona de Andalucía entroncada idóneamente con el mundo de la
comunicación por carretera o por ferrocarril. Dicho esto, y ante
etapa económicamente tan adversa, aplicarse en la consecución de
una ciudad equipada para enfrentarse a su destino como centro de
compras para sí misma y el resto de la comarca y la provincia, lo
entendemos como imprescindible para mantener la estructura comercial
de la que ahora presumimos poco convencidos y que, no obstante,
tantos beneficios aportaría a nuestra maltrecha economía, que cada
vez soporta con más dificultad los vaivenes de lo que conocemos como
comercio global. Consecuentemente, convencernos de que nuestro futuro
inmediato reside en un comercio basado en la originalidad y la oferta
y, por tanto, abrir de par en par calles y avenidas para que todo el
que quiera entre y salga con comodidad y facilidad cuando de aparcar
su vehículo se trata, en mostrar lo que tenemos en mejores
condiciones que lo hacemos ahora y, en definitiva, compartir la idea
de que nuestro futuro, o al menos parte de él, reside precisamente
en volcarnos con lo nuestro, con lo que nos duele y de lo que viven
miles de vecinos y vecinas, además de suponer una inversión en
ideas de gran importancia, conllevaría esfuerzos económicos que
servirían para aumentar el valor que Andújar tiene en el resto del
mundo, que es mucho evidentemente, pero que necesita de un empujón
que le permita resituarse en el puesto que orgullosa ostentaba en los
años 80 y 90.
Estar
en el lugar adecuado en el momento exacto es como asumir que el que
da primero da dos veces, y está claro que no están los tiempos para
perder oportunidades del calado social y trascendencia económica de
las que se nos vienen encima. Las fiestas navideñas, junto con los
habituales períodos de rebajas y otros acontecimientos comerciales
del tipo de Andújar Flamenca o el resto que anima y patrocina la
Cámara de Comercio e Industria de nuestra ciudad, vienen a ser como
las grandes fechas comerciales que a muchos de nuestros empresarios
le permiten subsistir a lo largo del año.