La
llegada de las lluvias a nuestra ciudad no supone solo un problema
para las personas que se defienden, ciertamente que cada vez con
menos éxito, de las avenidas que suele traer el río cuando se unen
lluvia y desembalse en los pantanos de cabecera. Además de las zonas
de La Isla, La Ropera o El Sotillo, bastantes calles y avenidas
presentan un deplorable aspecto y no menos un peligro para sus
moradores, que observan incrédulos una situación que ocurre todos
los años y que se mantiene en las mismas condiciones sin que nadie
haya decidido hasta el momento actuar a favor de su eliminación. Es
el caso de la ronda Mestanza, en donde las lluvias del lunes les han
recordado las deficiencias en las que se desenvuelven,
fundamentalmente con la entrada de agua a sus viviendas debido al mal
estado del alcantarillado. Nos cuentan que lo que más les duele es
que, cuando buscan los detalles del recibo del agua y la basura, leen
en el apartado conceptos uno que les informa de que buena parte del
recibo es para la mejora del alcantarillado. La deducción inmediata
a la que llegan estos vecinos es que sí, que será para esta mejora,
pero que será destinada a calles más céntricas porque en la suya
no existe.
Debemos
entender que las razones que exponen estos vecinos se basan en una
realidad preocupante, porque eso de que el agua de lluvia que debía
discurrir por la calle y ser asumida por los diferentes sumideros que
en ella se encuentran, finalmente acabe introduciéndose en sus
viviendas, no es de recibo. Ellas y ellos no rechazan que se mejore
la ciudad en general y ni mucho menos se les ocurre denunciar el
maltrato que reciben cuando comparan las inversiones municipales en
su barrio y en el resto de la ciudad, pero sí que quieren dejar
claro que están olvidados, que sus calles sufren como pocas la falta
de iluminación, el deterioro del conjunto y muy especialmente la
indefensión que les supone la inundación de los bajos de sus
viviendas. Naturalmente, llegar a esta conclusión no ha sido cosa de
un día o de un invierno especialmente lluvioso y sí de una
situación que parece ha alcanzado niveles de peligrosidad muy
superiores a los anteriores y que, en el caso de la madrugada del
lunes al martes, con más de treinta litros por metro cuadrado en tan
poco tiempo, les avisó de que así no deben seguir si quieren vivir
con algo de tranquilidad.
No
sabemos si existe por parte del Ayuntamiento un plan preparado para
solventar este importante problema, pero lo evidente es que no solo
es necesario, sino urgente. Así las cosas, antes de que el agua
acabe dañando las relaciones de los vecinos con la Administración
local, que los técnicos hagan el obligado informe y que las partes
lleguen a un acuerdo del que se desprenda la inmediata intervención
que permita a estos vecinos dormir tranquilos. Las lluvias del
lunes-martes fueron, ciertamente, desproporcionadas en cantidad y en
tiempo, pero también supone un aviso a quienes tienen
responsabilidad directa en el barrio o en esta delegación
municipal.
La
falta de comunicación siempre ha sido un problema para quienes la
padecen, entre otras cosas porque sus denuncias, quejas o demandas no
llegan ni en tiempo ni en forma a las personas que pueden solucionar
la carencia o el defecto detectado. En una situación casi de
emergencia como la que se da coincidiendo con las lluvias en alguna
zona de la ronda Mestanza hace tiempo que debió hacer saltar las
alarmas y no permitir que continuara la desatención que sufre. Pero
como siempre estamos a tiempo de llegar a buen fin, y en este caso de
limpiar aquello que no puede hacer su trabajo, como es el caso del
atoramiento de los sumideros de esta importante vía, actuar con
urgencia estamos convencidos de que evitará que el problema vaya a
más.