jueves, 27 de noviembre de 2014

SETECIENTAS CINCUENTA Y SIETE MUJERES ASESINADAS EN DIEZ AÑOS

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El 28 de diciembre de este año se cumplirán los diez primeros años de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. A lo largo de estos años, 757 mujeres han muerto asesinadas, datos de los que no dispondríamos si no fuera por la existencia de esta ley, lo mismo que ocurriría con los juzgados que se dedican específicamente a este tipo de conflictos. Sin embargo, después de diez años, los expertos están de acuerdo en que necesita mayor desarrollo y una dotación presupuestaria suficiente para obtener mayor efectividad. Los últimos años, el número de mujeres que tras denunciar renuncian finalmente a continuar con el proceso penal no deja de aumentar, al mismo tiempo que se reduce el número de dispositivos telemáticos, las órdenes de protección o el de las sentencias condenatorias. Y todo debido a que el presupuesto que el Estado dedicaba a esta tarea ha descendido en un treinta por ciento en los tres años últimos, incluyendo el dinero previsto para la violencia de género.

Las más de cien organizaciones no gubernamentales que han presentado a los diputados un informe denunciando que el Partido Popular concurrirá a las elecciones del año próximo con “tacones y maquillaje”, basan su argumentación en que el dinero que se destinará a Igualdad y Violencia de Género representa solo el 0,01 por ciento del presupuesto total y que dicha cifra es insuficiente para suplir el recorte de los ayuntamientos, que han tenido que cerrar casas de acogida y centros de la mujer. Y este es sin más el gran defecto de la ley en vigor: que no hay dinero suficiente para desarrollarla en su totalidad. La ley es bastante completa, pero siempre que se han tenido en cuenta las medidas que necesitaba. En un tiempo se tuvieron casas de acogida, posibles convenios laborales con empresas y ayuntamientos para contratar a mujeres maltratadas, una renta mínima de inserción, etc. Ahora, con los recortes impuestos por el Estado, ya no existen tantos recursos para que las mujeres que denuncien tengan asegurado el día después.

De acuerdo con la opinión de las expertas que han valorado los diez años de la implantación de la ley, lo primordial es reforzar la formación específica de todos los agentes implicados en detectar un posible maltrato y guiar después a las víctimas de violencia de género. O sea, personal sanitario, asistentes psicosociales, policías y jueces, entre otros. Por lo mismo, coinciden unánimemente en que las mujeres tienen que confiar en las instituciones, confiar en que las pueden proteger para que de esta forma se animen a denunciar. Por otra parte, el mito de las denuncias falsas, que tanto daño ha hecho y hace a las mujeres realmente violentadas, es solo eso, un mito, ya que no representan ni siquiera el 0,1 por ciento de los casos. A pesar de tanto contratiempo y de la inmensidad de cortapisas legales con las que se encuentran las mujeres por el camino una vez denunciado su caso, un 72,2 por ciento consiguen salir del maltrato.


Lo dijimos el pasado martes con motivo del Día Internacional de la Violencia contra la Mujer y lo repetimos ahora: las leyes necesitan ser desarrolladas para que su eficacia sea percibida, como en este caso, por las mujeres envueltas en asuntos de malos tratos. Casi ochocientas mujeres asesinadas en diez años debería hacernos reflexionar a todas y todos, pero muy especialmente a los gobernantes, que son los únicos que pueden activar o todo lo contrario aportando dinero para que se cumplan los parámetros que la ley propuso en su día para evitar lo que vivimos casi a diario. Solo en lo que va de año, cincuenta mujeres han sido asesinadas y aún queda diciembre.