Incluso
la meteorología se alió con los organizadores del día del stock y
éste pudo desarrollarse de acuerdo con la programación y las
previsiones que los técnicos de la Cámara de Comercio e Industria y
el Centro Comercial Abierto habían previsto. El resultado, la caja
final, aunque nos adelantemos a la valoración que deberán hacer
quienes han avalado el evento, entendemos que ha sido un éxito. Como
en otras ediciones, sobre el propio comerciante recayó la
responsabilidad de atraer a los clientes y en la casi totalidad de
los casos cubrieron sus propias expectativas. Y es que tal y como
están las compras, las exigencias concretas de los potenciales
clientes marcan claramente las diferencias y obligan al comerciante a
plantearse nuevos retos y no solo en precios, sino en la originalidad
de los artículos y la garantía. Convencerse de que los tiempos han
cambiado, que a los compradores debemos atraerlos con algo más que
mercancía y precio, que tenemos demasiado cerca a la competencia, no
solo nos servirá para sentar las bases de nuestro propio negocio,
sino para asegurarnos la viabilidad de la inversión. Lo de abrir un
local más o menos bonito, llenar el escaparate de mercancía y unos
precios ajustados, y esperar a que se venda sola es un error de
cálculo que no pocos han terminado pagando.
Nuestra
ciudad aún cuenta con un sello diferenciador para muchos vecinos y
vecinas de la comarca, que nos sigue observando como un gran almacén
en el que encontrarán de todo y en condiciones económicas óptimas.
Y en esto, que para algunos puede ser un detalle sin mayor
trascendencia, puede estar el salvavidas al que agarrarnos para
llegar a la orilla en las mejores condiciones y reanudar el proyecto
las veces que sea necesario. De hecho, compradores de todo tipo
aseguran que Andújar posee un comercio de primera, con grandes
tiendas en donde encontrar cualquier mercancía y con empresarios que
poseen ideas innovadoras que, una vez desarrolladas, aumentan las
posibilidades de sus negocios. Si a esto le añadimos que nuestra
situación geográfica es envidiada, que somos la capital de la
campiña Norte y que la proximidad de ciudades de importante densidad
demográfica es escasa en kilómetros, lo que necesitamos en realidad
es el apoyo de quienes, entre sus obligaciones, tienen la de ofrecer
a quienes vienen a visitarnos posibilidades para que el acceso y la
estancia en la cuidad sean cómodos y rápidos.
Trabajar
por conseguir una ciudad más permeable, más accesible a personas y
vehículos, debía ser el objetivo prioritario de las
instituciones y de la ciudadanía y al que dedicarnos convencidos de
que también este apartado es tenido en cuenta por los potenciales
compradores que nos eligen para realizar sus compras. Nuestra ciudad,
y muy especialmente nuestro comercio, necesitan de la implicación
inmediata de las Administraciones con responsabilidad en su mejora
para que inviertan en realizaciones públicas que la mejoren por
dentro y por fuera. Y no se trata de obras faraónicas ni de
inversiones millonarias, aunque sí que es imprescindible poner la
imaginación de los técnicos al servicio de un conjunto que, por su
monumentalidad, su casco antiguo, sus características que tanto la
definen, demanda intervenciones que activen sus auténticas
posibilidades. Por el momento, la inversión particular, la del
empresario, va por muy por delante de la pública y cuanto antes se
rompa esa tendencia mejor para todos.