martes, 16 de diciembre de 2014

ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS

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Con que solo nos asomemos a la calle o se nos ocurra atender las informaciones de los medios de comunicación en cualquiera de sus formas, las elecciones municipales y autonómicas, que son las primeras que en el calendario electoral serán convocadas, parecen estar a la vuelta de la esquina. Ayuntamientos y partidos, respectivamente, trabajan a marchas forzadas en busca de repetir el éxito de las anteriores o, por el contrario, para recuperar lo perdido, o plantarse ante los ciudadanos por primera vez exhibiendo la vara de mando que le confiere el poder por cuatro años. Inmediatamente después, las nacionales y las autonómicas, que eso es algo que solo ocurre en Andalucía, que unen las dos, dicen, para evitar la duplicidad de los gastos que suponen las elecciones. Consecuentemente, si por ahora hemos asistido a una campaña más o menos camuflada y ralentizada, a partir del año que viene la cosa pasará ser denominada “como corre que te pillo” o “corre que nos ganan”.

Por supuesto, la crisis económica y el sufrimiento paralelo que ha envuelto a millones de personas a lo largo de los últimos años en casi miseria, presidirá todos los mítines que se precien y reuniones electorales de cualquier tipo y condición. Por el momento, el bipartidismo, del que se ha anunciado su muerte en varias ocasiones, y no solo por parte de partidos políticos y sí por analistas y medios de comunicación especializados, mantiene en alto sus posibilidades al menos en las municipales por razones de ausencia de partidos emergentes que han decidido no acudir por temor a no ser atendidas sus llamadas a la unidad del proletariado. Naturalmente, las estrategias que los respectivos partidos políticos podrán en marcha se hará de forma paralela, aunque en realidad algunos de ellos no han detenido su máquina electoral ni un solo minuto desde el día en el que ganaron las elecciones. Y todo porque contar con un electorado fiel, aunque esté en las antípodas de tu ideología, acaba siendo determinante cuando de contar los votos se trata. Y para conseguir y mantener vivas las intenciones de estos grupos, nada mejor que invertir en lo que sea necesario con tal de seguir dirigiendo los destinos de su ciudad o autonomía.


Mientras tanto, sin prisas y sin pausa, nuevas fuerzas políticas han ido rellenando los grandes agujeros sociales que los dos grandes partidos han ido dejando a su paso, no sabemos si por prisa o por desconocimiento, porque no queremos aceptar que se haya tratado de políticas exclusivas en contra de quienes menos tienen porque estaríamos en un escenario impresentable e insoportable. De hecho, en ninguna cita electoral de las hasta ahora convocadas nos hemos encontrado a los de siempre en tan malas condiciones de cara al votante. Las encuestas demuestran lo que ya es conocido de todos: se rompe el bipartidismo, que no sabemos si será cosa buena o todo lo contrario. Lo que sí entendemos desde lejos es que no se pueden hacer las cosas tan mal y esperar a que no ocurra nada. Y más en situaciones de pobreza activa y ampliamente compartida, ya que mientras hemos ido disfrutando de poder adquisitivo suficiente y podido acceder a mercados hasta entonces prohibidos a nuestros deseos, la cosa no iba mal del todo. Ahora, no; ahora que nos han metido en el agujero negro que han generado ellos solos, sin más ayuda que el silencio de uno y las decisiones de los otros, cuando el nivel de pobreza y miseria no se conocía desde los años treinta, tendrán que asumir sus propias responsabilidades. Eso sí, de ninguna de las maneras debe entenderse que los que vienen detrás lo tienen todo hecho. Es más, recordemos que una cosa es prometer cuando no se tienen responsabilidades de gobierno y otra radicalmente diferente es decidir cuando se disfruta de poder absoluto. Así, a buenos entendedores pocas palabras bastan.