martes, 9 de diciembre de 2014

INMERSOS EN LAS FIESTAS

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De acuerdo con la costumbre, el hecho de que hayamos disfrutado de estos días de descanso debe habernos servido para coger carrerilla y enfrentarnos con las fiestas que se nos vienen encima no solo con ganas, sino con fuerza suficiente como para mantener el tipo, nos echen lo que nos echen. Tanto que, por ejemplo, parece que desde la Alcaldía no acaba de tenerse claro lo del sí o el no de la corredera de Capuchinos para estas fiestas: que si llueve, que son muchos los problemas, que todo está en el aire porque dependemos de muchas personas… Con todo, como se ha pensado especialmente en el empresariado, éste parece que ha recibido bien la noticia que anuncia un gran despliegue por parte del Ayuntamiento para que los posibles clientes acudan a la zona en busca de algo más que las compras. Y no pasa nada. Hay que ser consecuentes y decidir con criterio y sentido común, y más ante una situación que no está del todo clara y que merece una dedicación casi exclusiva.

Pero hay que ir más lejos y convencernos de que Andújar y su comercio bien merecen nuestro incondicional apoyo ante la realidad en la que se desenvuelve, que claramente no es la mejor. Los esfuerzos que protagoniza especialmente la Cámara de Comercio de Andújar, que por cierto estrena estos días nuevos gerente, que ahora pasa a ser, como ya hemos anunciado, Javier Herrera, parece que están dando sus frutos y entre que la ciudadanía se conciencia cada día más de que comprar en nuestro comercio es asegurar cientos de puestos de trabajo y que estos días lo de gastar se generaliza claramente, la cuenta de resultados de muchos de ellos mejora considerablemente. También es cierto que la ciudad estrena desde el pasado viernes una imagen festiva que directamente anima a las compras, a la alegría de un futuro mejor, a ser un poquito más solidarios y generosos… Al fin y a la postre, el Niño está punto de nacer y este detalle es más que suficiente para que muchos de nosotros cambiemos la habitual perspectiva que tenemos de lo que ocurre a nuestro alrededor.

Lo queramos o no, somos como niños. Y en fechas tan concretas como entrañables es cuando mejor nos vemos reflejados en esta frase hecha. Y no está mal eso de que al menos una vez al año caigamos en el limbo de la niñez y pasemos del agobio a compartir lo poco que tenemos, que para eso son muchos de los nuestros los que sufren de una forma terrible y horrible la crisis. El que los políticos en general y algunos en particular mantengan su mensaje de que todo va bien, de que las cosas mejorarán en 2015, sabemos que solo son frases hechas e  interesadas que no pasan desapercibidas casi para nadie, pero como son solo eso tampoco es cosa de que le demos mayor importancia. Por lo tanto, por inútiles y mentirosas, tenemos que seguir en el afán de ayudar, de compartir lo que nos sea posible con los que han perdido hasta los sueños. El hecho de que a la llamada de los Ángeles de la Paz de la semana pasada se consiguieran en solo un fin de semana en todo el país más de veinte millones de kilos de alimentos, nos da una idea real de nuestras verdaderas posibilidades. Es tal nuestra fuerza en la respuesta cuando se nos llama en nombre de los más necesitados, que nuestra capacidad de sorpresa no acaba de satisfacerse.


Ojalá mantengamos la misma fuerza mientras los malos tiempos arrinconen a tantos amigos y familiares en la situación de penuria en la que sabemos se encuentran. Por supuesto que todo sirve, que todo se puede aprovechar. Y cuando no se pueda aportar nada físico, no importa porque también sirven las palabras de ánimo. Aquí, tal como están las cosas, no se desaprovecha nada.