Desde
luego, salir de viaje sin haber hecho los deberes no solo es un
error, sino una peligrosa decisión. En tiempos atmosféricos tan
revueltos, en los que lo normal es que se presenten contratiempos
protagonizados por la nieve, la lluvia o la niebla, no caer en la
cuenta de renovar los limpiaparabrisas, por ejemplo, o no tener
constancia de haber cambiado el anticongelante, o dejar para otro
momento el estado de los neumáticos, no cuidar este tipo de detalles
puede acabar siendo una odisea de complicado final. Como hemos dicho
en infinidad de ocasiones, los vehículos actuales no suelen dar
problemas graves y por supuesto que si les controlamos mínimamente,
los sustos sencillamente desaparecerán de la lista de problemas más
o menos habituales. Eso sí, recordar siempre que se trata de un gran
mecano y que cuando menos nos lo esperemos puede presentar alguna
deficiencia de trascendencia indefinida en un principio, es decir,
que si no atendemos la llamada de atención que suelen emitir para
reclamar una revisión aunque sea superficial, puede acabar sangrando
nuestro bolsillo, y los tiempos no están precisamente para excesos
de este tipo.
Así
las cosas, si tienen previsto salir estos días a la carretera y,
entre sus objetivos, está el de circular por vías en las que la
nieve es muy posible que se haga presente, tomen nota de lo que por
otra parte son consejos de sobra conocidos, pero que entendemos que
no está de mal recordarlos en beneficio de un recorrido más seguro:
teléfono móvil y su cargador, y si disponen de uno especial para el
coche, mejor; agua en cantidad suficiente para las personas que
viajen con nosotros; algo de alimento, unas galletas, cereales… Por
supuesto, una linterna, unas mantas… En definitiva, un equipamiento
que, aunque escaso, nos vendrá muy bien para soportar las posibles
detenciones en medio de la carretera por cierre de ésta o accidente,
que es algo muy habitual cuando el manto blanco aparece en el camino.
Naturalmente, que el depósito de combustible esté lo más lleno
posible, mejor. Tengamos en cuenta que uno de los habituales y
gravísimos problemas entre los ocupantes es el frío, y éste solo
se subsana si ponemos en marcha el motor y la calefacción. Como les
hemos dicho, son solo unos ejemplos para un equipamiento mínimo que
nunca está de más que viaje con nosotros, pero que en estos días
de frío y seguro de nieve, nos facilitarán claramente detenciones
prolongadas.
Lo
queramos o no, son malos tiempos para viajar, y eso que son fechas
proclives a desplazamientos largos en busca de la familia para
disfrutar de unos días festivos muy familiares. Consecuentemente, si
nos pertrechamos no solo de algunos de los elementos a que nos hemos
referido, sino de prudencia y paciencia mejor. Cuando la meteorología
pasa de ser estable a inestable, y esto ocurre con mucha frecuencia
una vez superamos el centro del país, nada mejor que asumir que
pasamos a depender directamente de lo que pueda derivarse de ella y
que lo más seguro es aceptar que tengamos que detenernos más de la
cuenta en busca de refugio cuando la situación pase de poco segura a
insegura, nos permitirá llegar a nuestro destino fácilmente. De
otra forma, empecinándonos en seguir circulando en condiciones
climatológicas complicadas y, por si le faltaba algo al pastel, lo
más probable es que, además de generar inquietud entre los
ocupantes, nos juguemos algo más que un accidente, creemos que es
absurdo y peligroso. Buen viaje de ida y de vuelta.