viernes, 12 de diciembre de 2014

LOS NEUMÁTICOS Y SU PAPEL EN LA CONDUCCIÓN

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Todo indica que este fin de semana, meteorológicamente hablando, se estropeará a partir de mañana, sábado, aunque será el domingo cuando alcance los mayores niveles de lluvia. Y no pasa nada si antes, eso sí, hemos caído en la cuenta de que llevamos semanas, si no meses, diciéndonos a nosotros mismos que tenemos que renovar los neumáticos, que están para tirarlos. Estos elementos de nuestro vehículo son tan importantes, tan trascendentes mientras dure el viaje, que con solo recordar que son los únicos que mantienen a nuestro coche sobre el suelo nos da una idea real de lo importantes que son. Es verdad que no están solos, que andan acompañados de muelles, amortiguadores o de ballestas en algunos casos, o de otros tipos de sistemas de amortiguación, que los hay para todos los gustos, pero que son lo que son y que nuestro interés por cuidarlos debe ser prioritario en todo momento: evitar los bordillos, las zonas en donde lo más probable es que nos encontremos con guijarros, cristales o restos de tornillos y demás, es una buena medida, pero debemos ir siempre un poco más lejos y regalarnos, por ejemplo, una revisión mensual, que tampoco es tanto. Eso sí, no caigan en el error de hacerlo ustedes y menos aún de utilizar los medios técnicos de las estaciones de servicio, porque la información que les darán casi nunca responderá técnicamente como conviene al caso.

Como hemos dicho en otras ocasiones, alrededor del coche existen profesionales claramente diferenciados entre ellos y son éstos los que deben cuidar de nuestro vehículo. Por lo tanto, en el caso de los neumáticos, ¿quién mejor que quien está especializado en la materia? Además de sus conocimientos, aportan un equipamiento técnico que les permite comprobar las alineaciones, los parámetros a los que deben ajustarse y al resto de las operaciones propias de estos elementos de nuestro vehículo, es decir, que saben lo que se hacen y la importancia que tiene que el juego de neumáticos completo responda a las necesidades del conductor. Por otra parte, es tal la presión que llega a las ruedas de nuestro coche procedente del socavón, del bache, del badén, del bordillo, del charco o la laguna que se encuentra en la ciudad o la carretera, los frenazos, los acelerones y demás, que dejar su vigilancia y cuidado para otro día siempre supone un riesgo gratuito que debíamos evitar a toda costa.

Circular a una velocidad controlada y no excederse de los límites no solo nos sirve para reducir el consumo, sino que evitan que los neumáticos se desgasten anormalmente, y este es un detalle en el que no todos caen en la cuenta y que, si embargo, acaba siendo una ayuda a nuestro bolsillo porque evita que los tengamos que renovar antes de lo previsto. Y sepan que no son pocos los que, ante el profesional, se quejan de que no les han durado el tiempo o los kilómetros que creían o que le habían asegurado al colocárselos. Se olvidan de cómo conducen, de los esfuerzos a los que los han sometido, de las veces que han salido airosos de los semáforos, de las curvas que han superado cuando estaban al límite y de los daños colaterales que a veces pasan desapercibidos, pero que dejan su huella. Si los sumamos, los neumáticos de nuestro coche son extraordinarios, fiables y, si nos apuran, hasta baratos teniendo en cuenta que nos llevan y nos traen sin problemas, y más teniendo en cuenta el poco cuidado que les dedicamos.


Ahora, a cuidarse del agua que nos podamos encontrar en la calzada. No abusen de la velocidad cuando observen charcos en la carretera o la ciudad; puede que se encuentren con uno de ellos en el que el vehículo deje de atender a nuestras maniobras y podamos sufrir un accidente. Se conoce como “aquaplaning” y sus consecuencias son imprevisibles.