viernes, 23 de enero de 2015

ATENCIÓN A LOS CAMBIOS METEOROLÓGICOS

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Un nuevo fin de semana, aunque en esta ocasión con el frío como protagonista. Este detalle obliga a cambiar significativamente la actitud que debe aportar en todo momento el conductor o la conductora. Por ejemplo, es evidente que si los neumáticos en todo momento deben estar preparados para cualquier esfuerzo, en el caso de que nos encontremos con hielo o nieve en la carretera la exigencia será mucho mayor y, por lo tanto, también el peligro. Pero hay más, porque el equipo óptico juega en este tiempo un papel fundamental durante la totalidad del recorrido, ya que la necesidad de ser vistos por el resto de usuarios no creemos necesario recordarla. Y lo mismo ocurre con el equipo de frenos y la amortiguación, que forman un tandem junto a los neumáticos que debe estar a punto si no queremos vernos envueltos en una salida de vía.

Lo ideal en días de este corte, desde luego que lo mejor es no salir a la carretera. Aprovechar aquello de en casa, junto a la candela y con la gente con la compartes tu vida acompañándote y dejarlo para otro día es lo ideal. Y no siempre por nosotros o nuestro vehículo, que también, pero sobre todo porque nuestras carreteras no están precisamente en las mejores condiciones para circular por ellas cuando la nieve o el hielo se hacen presentes. En realidad, no lo están tampoco en seco, pero en situaciones de riesgo reales, lo dicho: quedarse en casa es una buena decisión. Eso o informarse con tiempo del estado meteorológico del día y las previsiones de su evolución, no sea que salgamos a la carretera con sol y a la vuelta haya empeorado. De hecho, recuerden la vigencia de los consejos propios de este tiempo: depósito del coche lo más lleno posible, una linterna, mantas, algo de comida y de agua, teléfono cargado y el cargador por si las moscas… Bien, pues con todo y con eso, no faltan los que, cuando se ven inmersos en instantes angustiosos de este tipo, se acuerdan que no tuvieron en cuenta este aviso elemental.

De eso nos pueden contar y no parar quienes parte de sus tareas las invierten en la carretera, es decir, los que se encargan de retirar los vehículos accidentados o averiados. De entre las anécdotas más compartidas, lo de no saber cambiar un neumático gana por goleada. Y es que parece una maniobra sencilla y de hecho lo es, pero si tenemos en cuenta la prohibición existente de que no podemos hacerlo nosotros si para ello necesitamos usar parte de la calzada y que no todos nos acordamos ni siquiera dónde está situado el gato para elevar el coche, el problema está servido. Pero van mucho más allá, ya que afirman que algunos de los que necesitan su ayuda lo hacen porque el vehículo se les ha detenido y no saben la razón. Cuando el mecánico levanta el capó comprueba que todo se debe a que no tiene combustible; y quienes, en un alarde de peligrosa valentía, deciden que el aceite del motor lo deben echar por el radiador o por el agujero de la varilla de medir el nivel…


Que todo se aprende, de acuerdo; que no todos accedemos convencidos a unas clases prácticas, también. Aunque la evolución registrada a lo largo de los años con respecto a la preparación de los nuevos conductores ha sido muy importante, seguimos echando de menos detalles prácticos que nos eviten vivir situaciones más o menos angustiosas en algún momento, como sería el caso de cambiar una rueda pinchada. Aunque se enseñe, lo que echamos de menos de verdad es la actitud del futuro conductor ante una avería de lo más normal y por la que puede verse metido en un lío. Si de verdad el alumnado quisiera conocer este tipo de averías de cerca, estamos convencidos de que obtendría una enseñanza inmediata de gran rendimiento posterior que, además, no les acarrearía desembolso económico alguno y sí unos conocimientos prácticos de gran utilidad. Eso sí, lo prioritario es que quieran. Si no, pues ya se sabe.