La
relación que inevitablemente mantienen la ciudadanía y las obras,
especialmente las que se realizan, como ahora, en tiempo
preelectoral, nunca acaban bien. La experiencia así lo asegura y en
nuestro caso, con la corredera de Capuchinos por terminar e iniciadas
en el mes de agosto, y con el anuncio municipal de que serán otras
tantas las que pasen la misma criba o reciban el beneficio de una
capa asfáltica, lo normal es que el desencuentro se mantenga en todo
su apogeo. En el caso de la corredera, de acuerdo con las intenciones
declaradas por parte del Ayuntamiento y del mismísimo alcalde de la
ciudad, deberán finalizar en poco tiempo y poner fin de esta manera
a una intervención municipal que ha traído y llevado demasiados
problemas a vecinos y comerciantes. Por el momento, su estado es
evidente que mejorará en cuanto se pongan en marcha los trabajos
para su acabado, desde el asfaltado a las jardineras, desde los
aparcamientos habilitados y los anulados hasta la panorámica general
del conjunto, que por el momento y mientras han estado detenidas las
obras, ha dejado mucho que desear. De hecho, la constante más
manifestada y compartida por los residentes de esta emblemática vía
de nuestra ciudad es la disconformidad casi absoluta con lo
realizado, aunque acepten que era necesario y que están convencidos
de que mejorará en detalles como la circulación o el aparcamiento.
La
dirección de la obra, incluida la constructora, se ha llevado la
mayor parte de las críticas, basadas en la ausencia casi absoluta de
planificación a la hora de intervenir en los acerados o en el
asfaltado, que aseguran lo han ido haciendo como les convenía y sin
tener en cuenta en ningún momento la necesaria e inevitable
movilidad de los comerciantes y vecinos, que afirman con rotundidad
que han sido menospreciados sin que nadie desde el Ayuntamiento
atendiera sus quejas. La ausencia de elementos que permitieran el ir
y venir de las personas a lo largo y ancho de esta calle, que debían
hacerlo entre escombros, barro, cemento, grandes agujeros y sobre la
misma obra, ha sido determinante para que entre los habituales queden
muchas heridas por cerrar y por tanto olvidar. Ahora lo que queda
para que la constructora y el Ayuntamiento den por finalizada esta
intervención tiene mucho que ver con el aspecto final, y, por lo que
podemos observar, el trabajo es mucho y el cuidado que debe ponerse
en su remate debe ser vigilado constantemente si no queremos volver a
lo de siempre, es decir, a estar levantando la solería un día sí y
el otro también.
Otra
obra sin decidir y que por el momento no parece que tenga
posibilidades de salir adelante, es la que exigen los vecinos de la
calle Lope de Vega, que asisten diariamente al deterioro de sus
viviendas y no menos al de su salud. Y todo porque esta vía de
comunicación se ha convertido en la circunvalación de la ciudad y
por ella circulan miles de vehículos diarios: turismos, motos,
tractores, camiones de gran tonelaje, autobuses, furgonetas… Y si
solo fuera en una dirección, como denuncian los residentes, tendría
un pase, pero es que es de dos direcciones y esto hace aumentar por
mil el número de los que por allí circulan. La situación actual,
de acuerdo con la información vecinal, es que el propio señor
alcalde les ha informado de que lo que piden, o sea, una sola
dirección, es inviable. Consecuentemente, el enfrentamiento está
servido y no se atisban sensaciones de que alguna de las partes esté
decidida a dejar de lado sus pretensiones. Los que en esta vía viven
tienen sus razones y, aunque es evidente que la normalización de
esta calle exige una dedicación técnica de envergadura para
encontrar soluciones, rechazar la petición sin más no creemos que
sea lo más adecuado.
En
cuanto a la remodelación que se demanda desde la zona de los
Emperadores, independientemente de que la proximidad de las
elecciones tenga mucho que ver con esta exigencia vecinal, acaba de
ser presentada en sociedad y parece que llega con fuerza.
Naturalmente, si le unimos a estas lo del conjunto de las calles
García Lorca y aledañas, que presentan un estado pésimo, trabajo
desde luego que no le va a faltar al departamento correspondiente de
nuestro Ayuntamiento. El tiempo nos dirá en qué quedan las demandas
y si finalmente se consiguen los objetivos de unos y de otros.