Conforme
se va calentando el asunto de las citas electorales comprobamos los
movimientos propios de quienes aprovechan este tipo de encuentros
ciudadanos para ir buscando posiciones allí donde están convencidos
que pueden tocar cacho. Son los de siempre, esos que no dudan en
llevarse bien con todo el mundo y en ningún momento descubrir su
ideología, no sea que este detalle les haga perder posibilidades de
aproximación este o aquel partido de donde sacar algo de tajada del
pastel que suele acompañar al ganador. Y lo hacen bien. No crean
ustedes que son actores de segunda fila o aficionados sin futuro en
el mundo del teatro; al contrario, son todo un ejemplo de cómo
conseguir auparse socialmente a puestos de brillo y relevancia sin
prácticamente hacer nada y por supuesto que inmerecidos. Su
capacidad de convicción, su palabrería, su puesta en escena y su
saber situarse en los lugares en los que puedan ser vistos es todo el
bagaje que ponen a disposición del momento, y por lo que vemos, por
los resultados que comprobamos consiguen, la verdad es que les va
bien. Un ejemplo de lo que les contamos lo encontramos en el pequeño
Nicolás, el chico que se arrimó con pegamento infalible a algunos
representantes del Partido Popular y a partir de ahí conseguir casi
todo lo que se propuso en su día.
Pues
de este corte y clase tampoco nos faltan por estos lares. Su tarea
principal y casi única es la de medrar entre el poder, buscando
siempre la ocasión de participar allí donde nadie les ha citado ni
hacen repajolera falta, pero que el grupo acepta convencido de que es
uno más de ellos. El listo se aprovecha de algo que se da mucho
cuando nadie controla al que entra y al que sale por aquello de que,
ya que está aquí será porque alguien lo habrá invitado. De eso se
aprovechan estos advenedizos sin futuro, que persiguen casi sin
control puestos inmerecidos que entienden vacíos y que ellos están
dispuestos a ocupar sin esfuerzo. Y cuando decimos que estas fechas
son especialmente proclives para sus intereses, nos basamos sobre
todo en que no es nada difícil verlos compartiendo sedes e ideología
con diferentes partidos políticos, incluso los que proclaman
políticas radicalmente diferentes. Y ese es su negocio: relatar con
pelos y señales al adversario político lo que se cuece en la sede
de enfrente. Y como en época electoral, por las prisas, las ansias o
lo que sea, todo el mundo anda alterado cuando no loco de atar, aquel
que llegue con noticias frescas, casi siempre inventadas o cuando
menos engordadas y hechas interesantes para que el adversario las
disfrute, siempre será bien recibido e invitado a ¡tómate lo que
quieras!
Desde
luego, si no han tenido oportunidad de reconocer a estos
protagonistas será porque han puesto ustedes poco interés, porque
les podemos asegurar que son unos cuantos y que los podrán ver allí
donde huelen poder y, consecuentemente, posibilidades de crecer
socialmente. Mientras lo de estar al lado del que manda o tiene
posibilidades de conseguirlo sea rentable entre nosotros, este tipo
de tipejos no faltarán a la cita por nada del mundo. Hoy están
aquí, pero mañana, no lo duden, estarán enfrente, y con carné de
militante en el bolsillo, para que nadie crea que se trata de un
infiltrado en busca de noticias y estrategias que compartir con sus
aparentes o circunstanciales enemigos políticos. Dedíquenles un
poco de su tiempo ahora que compartiremos mítines y encuentros con
las elecciones de fondo y verán a estos personajes en su salsa,
yendo y viniendo como si se fuera a acabar el mundo. Debe ser cosa de
la escasez de empleos que nuestra ciudad soporta, porque de otra
forma no se entiende tanta desfachatez y, al mismo tiempo, tanto
despiste.